Firmas

La rambla de Torrecillas


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos




Siete años de cárcel se le pide a Francisco Torrecillas por hacer una obra en la que se intentaba beneficiar a los vecinos. No digo que fuera legal lo que hizo, pero qué me dicen ustedes de los que han permitido cientos de muertos en Valencia y no parece que la justicia se preocupe de ellos, el día que lo haga, imagino que será cadena perpetua revisable, es lo menos que se merecen. Los vehículos de los ciudadanos de Albox venían aparcando sobre la seca tierra de la rambla del pueblo, entre los baches, las piedras y los cascotes que en ella vivían. Desde hace años, décadas, los vecinos encontraron en su rambla un lugar donde ubicar sus coches, sus camiones, y si fueran todavía tiempo de carros, allí aparcarían. Y los martes, si usted se daba una vuelta, la rambla estaba colapsada ante los vehículos que allí encontraban un lugar donde pasar unas horas, mientras los visitantes de otros municipios hacían sus compras en el mercado de los martes de Albox, centro económico de toda la comarca.

En unos de los viajes que hice a Albox, recuerdo que la unidad móvil de Radiocadena quedó aparcada al lado de otros vehículos en aquella rambla sin agua, pero con recuerdos de avenidas y desastres de otros tiempos. Entrevisté a una preciosas mujer, de nombre Carmen, por aquellos días la reina de las fiestas del pueblo, a la que tuve la oportunidad de ver años después casada con un gran amigo.

En la capital los ciudadanos también encontraron su rambla, se hizo una rampa para acceder hasta ella, imagino que la mando hacer un alcalde, y hasta las autoescuelas se dieron cita para examinar a los que iban camino de ser los nuevos conductores. ¿Tuvieron en su día el permiso de los muy espabilaos de medio ambiente para la rampa, el aparcamiento y las plataformas para los exámenes de conducir? Imagino que eran otros tiempos, y los políticos de entonces intentaban hacer lo mejor para sus ciudadanos. Ahora no se trata de eso, o lo parece. Ya no interesa lo que le viene bien al pueblo, si alguien piensa en una rambla para aparcamiento de los vecinos, y la asfalta, sin entorpecer el camino de las aguas, por si un día aparecen, se le denuncia, se le acusa y se le castiga. Quien denuncia va a seguir permitiendo, si llega al poder en el ayuntamiento, que los coches sigan aparcando en la rambla, pero eso sí, no lo harán sobre el asfaltado, serán las piedras, los antiguos baches y cascotes los que los soporten.

La rambla volvió a su antiguo estado, y la justicia siguió su camino, hoy se le piden siete años al exalcalde Torrecillas y a un edil de su equipo. Malversación, porque según denuncia, se gastó el dinero del ayuntamiento en asfaltar el cauce de la rambla para servicio de sus vecinos, y cuando le llamó la atención la justicia, no tuvo más remedio que volver la rambla a su antiguo estado, pagando de nuevo con dinero de la corporación. A la malversación hay que unir la falta de permiso de los señores de la Junta, y ahí es de imaginar que es donde andan los de la confederación y el medio ambiente. No estaría de más que a los funcionarios de estos dos organismos políticos se les obligara a vivir en los pueblos, esos sobre los que tienen el poder de los tiranos, que sintieran las vivencias de los ciudadanos en los mismos, quizás cambiaban en algo sus opiniones a la hora de firmar sobre la vida y el futuro de los vecinos de estos municipios.

La rambla de Almería ha cambiado la imagen de la ciudad, la de Albox debería llevar el mismo camino, pero siempre nos vamos a encontrar con la denuncia contra el enemigo político, aunque se esté denunciando algo que viene pidiendo a gritos el ciudadano. Es el drama de la mediocridad que se vive en nuestra política, sin olvidar los escenarios impuestos por los ecologistas. Y a todo esto, los señores de las puñetas ¿a qué juegan? Dan la impresión de que no están por defender los intereses de los ciudadanos ante la interpretación de algunas leyes.