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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
Me han pasado un audio en el que se le oye decir al señor Gavira, portavoz de Vox en el convento sevillano, su opinión sobre el hotel de El Algarrobico: Hay que demolerlo ya, sin dilación. Duro el caballero en su alegato. Vale vale. No se pongo usted farruco, hombre de Dios. Quiere usted derribar el hotel, venga usted por Carboneras, pague el lucro cesante que va a pedir Azata, según el alcalde entre setenta y cien millones de euros, y lo derriba. Suyo es. Si necesita le damos el pico y la pala para que empiece cuanto antes. Está muy bien que estos caballeros desde la lejana Sevilla, esta vez creo que lo hizo desde la olivarera Jaén, hablen de las cosas que tienen lejos, cuando la responsabilidad no va a recaer sobre sus cabezas, y menos sobre sus bolsillos particulares.
Mire, señor Gavira, lo que ocurre en Carboneras, es que los vecinos, con su Ayuntamiento a la cabeza, que según decía hace unos días una ministra (no recuerdo cual, pero si quiere la busco en internet), son estado, están hasta la coronilla, por no decir alguna otra parte más blanda, de políticos como ustedes, que vienen desde fuera a decirles lo que tienen que hacer. Que la corriente que se impone es la de derribar el hotel, parecen ustedes el coro del convento cantando todos a una: Se derriba, se derriba. Pero cuando hubo que darle la licencia (Ayuntamiento), los permisos (Junta de Sevilla) y la subvenciones (Gobierno central), nadie se opuso. Nadie. Qué calladitos estaban todos ustedes. Todos vieron de color de rosa durante años la construcción del hotel.
Lo que nos gustaría a la gente de por aquí, es, si Vox tiene algo que decir sobre el futuro del Algarrobico, que lo hagan los militantes y dirigentes de este partido en Almería y Carboneras. Que lo diga el señor Rojas. Nos gustaría oírlo de su voz, fuerte y claro. Pero hasta ahora no se les ha oído con excesiva convicción. Y sería interesante conocer la opinión de ellos, no la de una persona que desde Sevilla no vive ni tiene los problemas de los vecinos de Carboneras. Dice el alcalde, y dice bien, que su municipio no puede soportar que un día, tras años de juicios en tribunales nacionales y europeos, tenga que pagar una cantidad que arruina a su pueblo, hombres y mujeres, para unas cuantas generaciones.
Este problema, que ven los vecinos, parece que no lo ven los políticos de fuera del pueblo y de la provincia. Duele más si cabe que no lo vean los propios, caso del consejero Ramón Fernández Pacheco, pepero él, que anda en la misma tesitura que usted: a derribar, a derribar, pero a él lo tenemos que soportar, es de los nuestros, pero que los de fuera nos vengan a dar la matraca con el derribo, sin traer o poner nada a cambio, es normal que encocore a la gente del pueblo, y a los que no lo son y vienen viviendo el problema desde hace más de veinte años.
Mire, señor Gavira, lo que ocurre en Carboneras, es que los vecinos, con su Ayuntamiento a la cabeza, que según decía hace unos días una ministra (no recuerdo cual, pero si quiere la busco en internet), son estado, están hasta la coronilla, por no decir alguna otra parte más blanda, de políticos como ustedes, que vienen desde fuera a decirles lo que tienen que hacer. Que la corriente que se impone es la de derribar el hotel, parecen ustedes el coro del convento cantando todos a una: Se derriba, se derriba. Pero cuando hubo que darle la licencia (Ayuntamiento), los permisos (Junta de Sevilla) y la subvenciones (Gobierno central), nadie se opuso. Nadie. Qué calladitos estaban todos ustedes. Todos vieron de color de rosa durante años la construcción del hotel.
Lo que nos gustaría a la gente de por aquí, es, si Vox tiene algo que decir sobre el futuro del Algarrobico, que lo hagan los militantes y dirigentes de este partido en Almería y Carboneras. Que lo diga el señor Rojas. Nos gustaría oírlo de su voz, fuerte y claro. Pero hasta ahora no se les ha oído con excesiva convicción. Y sería interesante conocer la opinión de ellos, no la de una persona que desde Sevilla no vive ni tiene los problemas de los vecinos de Carboneras. Dice el alcalde, y dice bien, que su municipio no puede soportar que un día, tras años de juicios en tribunales nacionales y europeos, tenga que pagar una cantidad que arruina a su pueblo, hombres y mujeres, para unas cuantas generaciones.
Este problema, que ven los vecinos, parece que no lo ven los políticos de fuera del pueblo y de la provincia. Duele más si cabe que no lo vean los propios, caso del consejero Ramón Fernández Pacheco, pepero él, que anda en la misma tesitura que usted: a derribar, a derribar, pero a él lo tenemos que soportar, es de los nuestros, pero que los de fuera nos vengan a dar la matraca con el derribo, sin traer o poner nada a cambio, es normal que encocore a la gente del pueblo, y a los que no lo son y vienen viviendo el problema desde hace más de veinte años.
