La estructura metálica tenía más de 80 metros, entró en funcionamiento en 1985 y desactivada en 2021
ALMERÍA HOY / 27·03·2025
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El proceso de desmantelamiento de la central térmica Litoral de Endesa situada en Carboneras se encuentra ya al 74 por ciento tras la demolición este jueves de la segunda y última caldera de esta instalación, que fue desactivada en diciembre de 2021.
La voladura ha acabado con la última de las estructuras metálicas elevadas de la planta con una altura de más de 80 metros. Se trata de la caldera del Grupo 1, que entró en funcionamiento en 1985 y con una potencia de 577 megavatios, según ha precisado la compañía en una nota.
"Tras la paulatina demolición a lo largo del pasado año de la otra caldera y la propia chimenea de la central, la voladura de hoy supone no solo un hito técnico, sino un cambio en el horizonte de Carboneras", ha comentado la responsable de los proyectos de desmantelamiento térmicos de Endesa, Beatriz Muñiz.
El desmontaje de la central "está siendo posible gracias a la mano de obra especializada, más de la mitad almeriense, que trabaja con precisión generando residuo cero", según ha comentado Muñiz. En concreto, en la actuación se emplea a cerca de 170 personas de las que más de la mitad son trabajadores locales.
La voladura de las calderas ha sido uno de los procesos "más complejos" del proceso de desmantelamiento de la central térmica Litoral, al tratarse de un elemento principalmente metálico "muy diferente al de la demolición de estructuras de hormigón".
Por este motivo, la voladura de cada uno de estos elementos requiere un análisis exhaustivo previo. Esto ha permitido el estudio de su estructura, de 13.500 toneladas, de las vibraciones que provocaría su caída, de la secuencia de demolición, de la dirección de caída, las medidas mitigadoras necesarias, así como la puesta en seguridad de todos los elementos y estructuras circundantes.
175 KILOS DE EXPLOSIVOS
Para su demolición se han tenido que realizar 68 perforaciones en zapatas de la cimentación y 72 debilitaciones en estructuras, y se han utilizado 260 detonadores y 175 kilos de explosivo y 158 cargas de cortes lineales, lo que ha necesitado un radio de seguridad de 400 metros, ya que se trata de una estructura de 80,54 metros de alto, con 35,3 metros de ancho frontal y con 43 pilares.
Por la complejidad de la infraestructura el empleo de explosivos es el procedimiento más seguro, ya que permite que una vez la caldera está en el suelo se pueda cortar con seguridad y preparar para el transporte con maquinaria pesada, lo que evita tener que hacer trabajos con operarios en altura maximizando así la seguridad del proceso.
A día de hoy se han producido alrededor de 76.000 toneladas de residuos que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental, revalorizándose en un 91,5%, es decir que se obtiene la catalogación de "residuo cero".
Este "residuo cero" viene acompañado de las donaciones que se han hecho también a diferentes entidades públicas y privadas de Almería y de toda España. En total se han donado más de 1.000 elementos que ahora mismo están viviendo una segunda vida fuera de la que fue su casa durante 40 años.
Tras esta última voladura de la caldera del Grupo 1, solo queda en pie la nave de tolvas y la cinta que un día transportó el carbón, para cuya demolición "se analizará el método de ejecución más oportuno".
EMPRESA ESPECIALIZADA
El desmantelamiento de la central térmica Litoral se está llevando a cabo de la mano de la UTE Lecalde, formada por la empresa almeriense Caldererías Indálicas y la empresa vizcaína Lezama Demoliciones, especialista en desmantelamientos industriales.
El equipo humano que está desarrollando los trabajos de desmantelamiento, actualmente unas 170 personas, procede en su mayoría de antiguas empresas contratistas o de residentes de Carboneras y su entorno, alcanzando el 53% de mano de obra local, una de las premisas de Endesa a la hora de diseñar el proceso de desmantelamiento de la instalación.