El Business School elogia un modelo “atípico” en el que la iniciativa privada -no la Administración- ha proporcionado agua a la comarca más seca de España, pero advierte que los políticos pueden acabar con él
ALMERÍA HOY / 10·03·2025
San Telmo Business School es una de las escuelas de negocios más prestigiosas. Ha cumplido 40 años formando a directivos de grandes empresas y, el 28 de enero, presentó en su sede de Málaga el informe titulado “El Recurso Hídrico en Andalucía y su implicación en el desarrollo sostenible del sector agroalimentario”.
El objetivo del documento es analizar e ilustrar de forma detallada la disponibilidad de agua en las cuencas hidrográficas andaluzas, los retos futuros y las posibles soluciones para el desarrollo sostenible del sector agroalimentario en Andalucía.
La presentación contó con una exposición del presidente de la Junta de Usuarios del Valle del Almanzora, Fernando Rubio, porque los autores del informe, liderados por el profesor Joaquín Aguirre, centraron su atención en el modelo “atípico” de desarrollo agrícola de nuestra comarca, cuyo “éxito” ha generado tanta riqueza, pero que hoy se encuentra en “grave riesgo” por el “equilibrio” que debe imperar entre los diferentes usos del agua, un bien cada vez más escaso, y por el papel desempeñado por las diferentes administraciones –autonómica, estatal y europea- plegadas, en no pocas ocasiones, a “intereses políticos ajenos a recomendaciones técnicas”, como destacó Rubio.
El profesor Aguirre explicó en RADIO ACTUALIDAD que estudiaron el desarrollo agrícola de la cuenca del Almanzora por tratarse de un modelo “atípico”, en el que la “iniciativa privada adoptó medidas y empujó” a las administraciones para conseguir recursos hídricos que aportan anualmente “miles de millones de euros” al producto interior bruto de España y han generado “decenas de miles de empleos”. No es un caso de desarrollo único. Podría compararse con el experimentado en la Axarquía malagueña al amparo de los cultivos tropicales o en Huelva con la fresa.
Comparte con ambos ejemplos un clima privilegiado caracterizado por ingentes horas de sol y suaves temperaturas, pero, aquí existe un hecho notablemente diferenciador: en el Levante almeriense han sido los propios agricultores quienes han invertido su dinero en conseguir el agua que no tenían.
Lo han hecho “promoviendo y pagando el trasvase del Negratín”, una infraestructura utilizada también por las administraciones para abastecer de agua a los vecinos de varios municipios. Pero, además, “haciendo gala de inusual ingenio, comprando tierras en Sevilla para obtener derechos” en la cuenca del Guadalquivir con los que regar sus cultivos -en épocas de escasez- en Pulpí, Antas o Cuevas del Almanzora.
Éstos son algunos retazos de la reciente historia de la agricultura de la comarca que, según Aguirre, deben servir de base para “reflexionar seriamente sobre el futuro”. Aduce que “es preciso ser realista” y tener en cuenta una serie de variables.
COMPRAR AGUA DEL JÚCAR NO ES ROBARLA
“Comprar agua del Júcar no es robarla”. - Aguirre recuerda la fallida compra de aguas al Júcar en 2023. Aguas del Almanzora acordó con los regantes de esa cuenca la adquisición de diez hectómetros anuales de aguas sobrantes durante cinco años. El acuerdo era beneficioso para ambas partes. Los comuneros de nuestra comarca obtenían recursos de los que carecían y los valencianos un dinero con el que mejorar sus infraestructuras y ahorrar aguas para regenerar la Albufera.
Los técnicos del Ministerio de Agricultura informaron a favor, pero la ministra para la Transición Ecológica –entonces Teresa Ribera- negó la autorización tras las presiones de varios grupos ecologistas, Compromís, Podemos y el PSOE valenciano, que proclamaban “se llevan el Júcar a Almería”. En ese contexto, y como una burla, la Confederación del Júcar arrojaba al mar 76 Hm3 desde la presa de Tous. “Comprar agua del Júcar no es robarla”, apostilla Joaquín Aguirre.
BUSCAR EL EQUILIBRIO
En primer lugar, ser conscientes de que el agua es “un bien escaso que lo será aún más cada día” y, además, su gestión ha de buscar el “equilibrio” entre los diferentes usos: abastecimiento de la población, industrial, turístico, agrícola y mantenimiento del medio ambiente.
Añade el profesor que ese equilibrio ha de ser garantizado por las administraciones, y en nuestra comarca intervienen tres -autonómica, central y europea-, “cuyos intereses y plazos, no sólo no siempre concurren, sino que, a veces, chocan”.
De ahí que, al “desafío” que supone encontrar agua en la comarca más seca de Europa, los agricultores del Levante deben añadir ser capaces de “coordinar” a las diferentes administraciones y “lograr” que funden sus decisiones en criterios técnicos y “no sucumban a intereses políticos”.
En ese sentido, Aguirre apunta que el Negratín lleva tres años cerrado por falta de lluvias, el trasvase del Tajo sufre continuos recortes “sin fundamento científico” y las desaladoras prometidas continúan sin producir agua. Todo esto ha colocado en “grave riesgo el éxito del modelo agrícola de la cuenca del río Almanzora, especialmente el del Levante almeriense”, concluye el profesor de la San Telmo Business School.
El objetivo del documento es analizar e ilustrar de forma detallada la disponibilidad de agua en las cuencas hidrográficas andaluzas, los retos futuros y las posibles soluciones para el desarrollo sostenible del sector agroalimentario en Andalucía.
La presentación contó con una exposición del presidente de la Junta de Usuarios del Valle del Almanzora, Fernando Rubio, porque los autores del informe, liderados por el profesor Joaquín Aguirre, centraron su atención en el modelo “atípico” de desarrollo agrícola de nuestra comarca, cuyo “éxito” ha generado tanta riqueza, pero que hoy se encuentra en “grave riesgo” por el “equilibrio” que debe imperar entre los diferentes usos del agua, un bien cada vez más escaso, y por el papel desempeñado por las diferentes administraciones –autonómica, estatal y europea- plegadas, en no pocas ocasiones, a “intereses políticos ajenos a recomendaciones técnicas”, como destacó Rubio.
El profesor Aguirre explicó en RADIO ACTUALIDAD que estudiaron el desarrollo agrícola de la cuenca del Almanzora por tratarse de un modelo “atípico”, en el que la “iniciativa privada adoptó medidas y empujó” a las administraciones para conseguir recursos hídricos que aportan anualmente “miles de millones de euros” al producto interior bruto de España y han generado “decenas de miles de empleos”. No es un caso de desarrollo único. Podría compararse con el experimentado en la Axarquía malagueña al amparo de los cultivos tropicales o en Huelva con la fresa.
Comparte con ambos ejemplos un clima privilegiado caracterizado por ingentes horas de sol y suaves temperaturas, pero, aquí existe un hecho notablemente diferenciador: en el Levante almeriense han sido los propios agricultores quienes han invertido su dinero en conseguir el agua que no tenían.
Lo han hecho “promoviendo y pagando el trasvase del Negratín”, una infraestructura utilizada también por las administraciones para abastecer de agua a los vecinos de varios municipios. Pero, además, “haciendo gala de inusual ingenio, comprando tierras en Sevilla para obtener derechos” en la cuenca del Guadalquivir con los que regar sus cultivos -en épocas de escasez- en Pulpí, Antas o Cuevas del Almanzora.
Éstos son algunos retazos de la reciente historia de la agricultura de la comarca que, según Aguirre, deben servir de base para “reflexionar seriamente sobre el futuro”. Aduce que “es preciso ser realista” y tener en cuenta una serie de variables.
COMPRAR AGUA DEL JÚCAR NO ES ROBARLA
“Comprar agua del Júcar no es robarla”. - Aguirre recuerda la fallida compra de aguas al Júcar en 2023. Aguas del Almanzora acordó con los regantes de esa cuenca la adquisición de diez hectómetros anuales de aguas sobrantes durante cinco años. El acuerdo era beneficioso para ambas partes. Los comuneros de nuestra comarca obtenían recursos de los que carecían y los valencianos un dinero con el que mejorar sus infraestructuras y ahorrar aguas para regenerar la Albufera.
Los técnicos del Ministerio de Agricultura informaron a favor, pero la ministra para la Transición Ecológica –entonces Teresa Ribera- negó la autorización tras las presiones de varios grupos ecologistas, Compromís, Podemos y el PSOE valenciano, que proclamaban “se llevan el Júcar a Almería”. En ese contexto, y como una burla, la Confederación del Júcar arrojaba al mar 76 Hm3 desde la presa de Tous. “Comprar agua del Júcar no es robarla”, apostilla Joaquín Aguirre.
BUSCAR EL EQUILIBRIO
En primer lugar, ser conscientes de que el agua es “un bien escaso que lo será aún más cada día” y, además, su gestión ha de buscar el “equilibrio” entre los diferentes usos: abastecimiento de la población, industrial, turístico, agrícola y mantenimiento del medio ambiente.
Añade el profesor que ese equilibrio ha de ser garantizado por las administraciones, y en nuestra comarca intervienen tres -autonómica, central y europea-, “cuyos intereses y plazos, no sólo no siempre concurren, sino que, a veces, chocan”.
De ahí que, al “desafío” que supone encontrar agua en la comarca más seca de Europa, los agricultores del Levante deben añadir ser capaces de “coordinar” a las diferentes administraciones y “lograr” que funden sus decisiones en criterios técnicos y “no sucumban a intereses políticos”.
En ese sentido, Aguirre apunta que el Negratín lleva tres años cerrado por falta de lluvias, el trasvase del Tajo sufre continuos recortes “sin fundamento científico” y las desaladoras prometidas continúan sin producir agua. Todo esto ha colocado en “grave riesgo el éxito del modelo agrícola de la cuenca del río Almanzora, especialmente el del Levante almeriense”, concluye el profesor de la San Telmo Business School.