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No gano para sustos: de Martinho al 'Kit' de supervivencia


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CLEMENTE FLORES

Se acaba marzo y tras varios días de estar incumpliendo los avisos de mi Comunidad (la de Madrid) sobre los peligros que me acechan a causa del paso de la borrasca Martinho (vaya nombrecito) que ha provocado derrumbes de edificios en Portugal, grandes inundaciones en Ávila y alerta general en Madrid empiezo a sentirme libre al saber que acaba de irse. Antes de atreverme a salir de casa, algún amigo, que no sabe que soy “negacionista” del cambio climático tal como nos lo cuentan, me envía un par de chat para tranquilizarme. Uno de ellos recoge una información del NODO del 10/3/47 con datos y fotos de las inundaciones del Tajo en Aranjuez. ¡Impresionante! Según datos históricos ese día (10/3/47) pasaron por Talavera 6.000m3/s. y ahora, cuando el puente se ha caído, han pasado, según he leído en la prensa, sólo 1.400 m3/s. (entonces se dijo que era un cambio de ciclo tras un periodo de extrema sequía).

El tema de querer contrastar datos es un vicio que me lleva a estas dudas y como creo en la buena voluntad de la gente que me gobierna entiendo por qué el Gobierno se ve obligado a reescribir, sobre la marcha y en continuo, el relato de la memoria histórica que aprovecha para sacarnos de dudas. La conclusión final es que sigo teniendo dudas sobre si las inundaciones que se están produciendo este año son consecuencia de un cambio de ciclo que suele repetirse cada cierto número de años, o bien se producen por el cambio climático actual. Dudar en estos casos es peligroso porque los “palmeros”, tan abundantes a día de hoy, te suelen tratar cuanto mínimo de facha, y eso impresiona a los que ya estábamos impresionados por haber vivido tanto tiempo bajo la bota de Franco. La cosa no acaba ahí como veremos.

Ayer —no me acaba de salir el miedo del cuerpo con Martinho—, cuando me llegó irrumpiendo bruscamente en mi vida la noticia de que va a ser obligatorio dotarse de un kit de supervivencia que refuerce y garantice al menos durante 72 horas la capacidad para resistir, no sé si escribir de sobrevivir, de los ciudadanos y de sus familias. Adivino cual será el final del proceso, viniendo la propuesta ¡nada menos! que de Europa. Presumo que anoche, mientras me corroían las preocupaciones “por el inminente peligro de ataque”, algunos despachos de asesores oficiales estaban echando humo, imaginando las ganancias a obtener en el pingüe negocio de los kits protectores europeos 2030. ¿Dónde comprarlo? ¿Cómo venderlo? ¿Cómo hacer obligatorias su adquisición y tenencia? ¿Cómo guardarlo? No corran, diría yo. Hay negocio para todos. Tranquilos que Putin no ha salido todavía de casa para invadirnos.

La idea de este kit es que los ciudadanos que cuenten con él, en el momento de iniciarse una crisis como puede ser un ataque de guerra o una desgracia natural agravada por efecto del cambio climático, puedan hacer frente a la crisis sin recibir ayuda durante al menos 72 horas superando la situación y saliendo indemnes de ella.

Investigaciones europeas han llegado a la conclusión de que en la mayoría de los hogares de la UE hay poca preparación para hacer frente a desgracias imprevistas y en España dicen que peor aún. El kit necesario en cuestión contiene herramientas y utensilios a nivel psicológico y médico incluyendo alcohol, gasas, tiritas esparadrapo, recetas, tarjetas sanitarias y utensilios como linterna con pilas de repuesto, velas, mecheros y dinero en efectivo.

Aunque ha sido Úrsula von der Leyen a través del programa integral ReArm quien ha impulsado este programa de preparación civil para tejer una red de resiliencia a nivel continental, a mí me preocupa que nuestros numerosos ministros tan faltos de ideas y programas lo hagan suyo y se pongan manos a la obra con premura. No debemos olvidar que el problema va a venir unido a la obligación impuesta de aumentar un 2% del PIB para gastos de defensa que de momento “palabra de Pedro Sánchez” no afectará a las prestaciones sociales. Con este hombre es difícil no creer en milagros.

No podemos extendernos mucho hablando del peligro ruso. He dedicado bastantes horas de mi vida estudiando su revolución, sus guerras, su gulag, su NEP (nueva política económica), la organización del trabajo, su desmoronamiento y su desintegración como Estado, etc. No me ha interesado demasiado el personaje de Putin que hace unos años fue recibido en España con grandes honores y firmó en el libro de honor del Congreso de los Diputados. Tal para cual. En algún sitio leí que, como un buen contribuyente al desarrollo turístico español, veraneaba de incógnito con casa propia en la costa de levante. Mi sensación es que, de momento, no voy a correr ningún peligro por un ataque “putinesco” en mi propia casa.

Me llamó la atención que, cuando Rusia invadió y comenzó sus ataques a Ucrania utilizase los mismos argumentos que había utilizado Hitler cuando pretendió anexionarse Danzig cuyos habitantes eran un 98% alemanes y suponía la única salida al mar para Polonia. Claramente fue el origen de la 2ª guerra mundial. Ambas invasiones, su justificación argumental, el saltarse a la torera pactos anteriores, y el odio y estupor generados son, en muchos aspectos, coincidentes. Sólo hace dos días mi esposa me contaba el maravilloso concierto que ofreció en el Auditorio de Madrid una joven pianista rusa, un auténtico genio de la interpretación Alexandra Dovgan, que aún no ha cumplido dieciocho años y tiene un reconocimiento internacional que impresiona. En ella al parecer se fusiona una esmeradísima educación formativa con un genio innato manifiesto. Tiene su domicilio en Mijas y es la clase de personaje ruso que siempre me gustaría encontrar por España y frente al cual no cabe pensar en Kit de supervivencia. Sigamos.

Todas las cosas son por algo. ¿De dónde arranca este maravilloso Kit que viene de Europa y que tanto juego nos dará para hablar en un futuro próximo?

Hay que bucear en la historia de algunos países del norte como Finlandia que lleva muchos años viviendo con la amenaza latente y paranoica de la posibilidad inmediata de una invasión rusa. Mientras la izquierda de nuestro país vive soñando con una Rusia comunista, paraíso de los obreros y susurrando la internacional, los antiguos componentes del Pacto de Varsovia no podían dormir temiendo ser despertados por una invasión de militares rusos. El clima de terror se traduce en que, hoy, Finlandia, por ejemplo, cuenta con 54.000 búnkeres o refugios con capacidad para unos 5 millones de personas (el país tiene unos 5.5 millones de habitantes). La población vive un clima de preguerra constante. Cada primer lunes de mes suenan las sirenas en la capital y todos los ciudadanos se refugian en los búnkeres que están permanentemente dotados de todos los medios imaginables para resistir. Pienso que en una situación similar los okupas españoles se liberarían de muchos problemas. De aquí ha surgido la idea del kit que nos está llegando de Europa y de la que no me gustaría volverme a ocupar.

Ha sido el antiguo presidente de Finlandia, Sauli Ninistö, quien ha redactado el primer borrador sobre el kit. Apenas lo he leído. Me ha bastado con saber que mi primera defensa contra un ataque nuclear va a ser un esparadrapo que, llegado el caso, me va a costar encontrar. Ha resultado suficiente. Por eso, y antes de aguantar al Fernando Simón de turno contándome un día tras otro las ventajas del kit, prefiero la bomba nuclear. Será el comunismo en estado puro. ¡Por fin todos iguales!