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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
El reparto de los menas se ha convertido en la última batalla política entre el Gobierno y las comunidades autónomas. El central de Pedro Sánchez decide que sean las comunidades de Madrid, Andalucía y Valencia las que se lleven el mayor número de migrantes de los cuatro mil a repartir, mientras que Cataluña y País Vasco se quedan en mínimos. Es el pacto al que ha llegado, con tal de seguir sentado en la Moncloa, con los racistas y secesionistas catalanes, y los primos de Eta en el País Vasco. Una vez más los intereses de todos los españoles se los pasa por sus partes blandas el presidente del Gobierno, el del hermano músico y la esposa directora de máster.
Es de obligado cumplimiento por las comunidades asumir el reparto hecho por el Gobierno, dice el ministro del ramo, canario él y amigo de los Koldos y los Aldama. Por lo que Moreno Bonilla tiene que asumir el mandato en Andalucía. ¿Tiene potestad para hacer el reparto como crea conveniente en la comunidad, o se la va a imponer también el gobierno de Sánchez? Si los presidentes autonómicos tienen el mismo poder que el gobierno central, ellos son también estado en sus comunidades, es de imaginar que podrán distribuir a los menas entre los distintos ayuntamientos de la comunidad, como hizo el central con ellas. ¿Lo va a hacer el presidente andaluz? O se pondrá de perfil y se le ablandará el corazón.
No se conoce el número de menas que le toca a Almería, de esos casi ochocientos que corresponde a Andalucía. Pero es de imaginar, si se sigue el modelo puesto en marcha por Pedro Sánchez, que Juanma podría mandar al pueblo de Vícar el setenta por ciento de los menas que tenga que recibir Almería, y Antonio Bonilla los tendrá que asumir, imagino que, si es de obligado cumplimiento para la comunidad, también lo será para los ayuntamientos, piensa uno. El resto los puede repartir entre Cuevas, Serón, Pechina y otros municipios bajo la batuta del Psoe.
¿Qué dirían los alcaldes de estos municipios si un reparto parecido al comentado se llega a producir, y se lo tienen que tragar por pelotas, como ocurre con las comunidades? Hay que ver lo que les encantan las pelotas a los políticos con vocación de dictadores. Sería interesante saberlo. Pero imagino que lo mínimo que dirían es que se trata de una postura que raya con la dictadura más franquista que se conoce. Y no les faltaría razón. Desde que el gobierno de Sánchez anda celebrando en este año cientos de actividades dedicadas a Franco, da la impresión de que las posturas de aquel dictador se están poniendo de moda entre nuestros dirigentes. Aquí las cosas se hacen por pelotas desde Moncloa, y no las de fútbol. Se benefician a quién nos da los votos para mantener el poder, catalanes y vascos, y se fastidia a los demás, sin preocupación alguna, todo sea por esos siete votos que necesita el nuevo jefe de la banda para mantenerse en el poder.
Es triste que veamos los enfrentamientos a los que nos están llevando las decisiones políticas de este gobierno. Se defiende la pelea entre comunidades, entre ciudades, entre pueblos, entre vecinos, entre familias. Todo es bueno para mantenerse en el poder, y en la división ganan siempre los que no tienen escrúpulos.
Es de obligado cumplimiento por las comunidades asumir el reparto hecho por el Gobierno, dice el ministro del ramo, canario él y amigo de los Koldos y los Aldama. Por lo que Moreno Bonilla tiene que asumir el mandato en Andalucía. ¿Tiene potestad para hacer el reparto como crea conveniente en la comunidad, o se la va a imponer también el gobierno de Sánchez? Si los presidentes autonómicos tienen el mismo poder que el gobierno central, ellos son también estado en sus comunidades, es de imaginar que podrán distribuir a los menas entre los distintos ayuntamientos de la comunidad, como hizo el central con ellas. ¿Lo va a hacer el presidente andaluz? O se pondrá de perfil y se le ablandará el corazón.
No se conoce el número de menas que le toca a Almería, de esos casi ochocientos que corresponde a Andalucía. Pero es de imaginar, si se sigue el modelo puesto en marcha por Pedro Sánchez, que Juanma podría mandar al pueblo de Vícar el setenta por ciento de los menas que tenga que recibir Almería, y Antonio Bonilla los tendrá que asumir, imagino que, si es de obligado cumplimiento para la comunidad, también lo será para los ayuntamientos, piensa uno. El resto los puede repartir entre Cuevas, Serón, Pechina y otros municipios bajo la batuta del Psoe.
¿Qué dirían los alcaldes de estos municipios si un reparto parecido al comentado se llega a producir, y se lo tienen que tragar por pelotas, como ocurre con las comunidades? Hay que ver lo que les encantan las pelotas a los políticos con vocación de dictadores. Sería interesante saberlo. Pero imagino que lo mínimo que dirían es que se trata de una postura que raya con la dictadura más franquista que se conoce. Y no les faltaría razón. Desde que el gobierno de Sánchez anda celebrando en este año cientos de actividades dedicadas a Franco, da la impresión de que las posturas de aquel dictador se están poniendo de moda entre nuestros dirigentes. Aquí las cosas se hacen por pelotas desde Moncloa, y no las de fútbol. Se benefician a quién nos da los votos para mantener el poder, catalanes y vascos, y se fastidia a los demás, sin preocupación alguna, todo sea por esos siete votos que necesita el nuevo jefe de la banda para mantenerse en el poder.
Es triste que veamos los enfrentamientos a los que nos están llevando las decisiones políticas de este gobierno. Se defiende la pelea entre comunidades, entre ciudades, entre pueblos, entre vecinos, entre familias. Todo es bueno para mantenerse en el poder, y en la división ganan siempre los que no tienen escrúpulos.