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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
La conversación del pasado miércoles, entre los amigos que nos reunimos a comer, trató el precio de los menús en bares y restaurantes. No es fácil encontrar en nuestra provincia, y menos en los tiempos que corren, un menú que no esté en torno a los doce-trece euros, como mínimo. Y no se puede poner uno excesivamente chulo con los platos a degustar, o en el aceite usado en los fritos. Cuando compara uno lo que gana un trabajador y lo que le cuesta el menú de cada día, con el sueldo de los diputados nacionales y el costo que supone para ellos la comida en la cafetería del hemiciclo, un sentimiento de vergüenza ajena nos acongoja, nos encocora, nos pone los pelos como escarpias. Pero a ellos no, si nos cuentan las viandas y bebidas que se sirven en el Falcon del presidente, y a coste cero, que pagamos los benditos ciudadanos, habría que empezar a pensar en tomar alguna decisión.
Entre los jubilados, un maestro de escuela nos contaba lo que comen los alumnos y el precio del menú. Nos recordó cómo Fapace, una institución que aglutina a los padres de los alumnos se quejaba de la subida que experimentaron los menús en los colegios andaluces a partir de este curso. Se cerraron los comedores de los colegios la temporada anterior con un precio de 4.95 euros, se abrieron a partir de ese mes de septiembre con un aumento entorno a los sesenta céntimos, 5,54. Tampoco es que sea excesiva la subida, dicen los políticos en el convento sevillano, viendo el precio al que han llegado los alimentos en los mercados de nuestro país, pero tiene uno la impresión de que son siempre los españoles más vulnerables los que pagan el costo de las tropelías de estos gobiernos, sean estos del Psoe o del Pp.
Los trabajadores no encuentran en Almería un menú por menos de doce euros, y se apunta que tras el verano se prevé un nuevo aumento a la vista de uno o dos euros. Los diputados, con sueldos que pasan y mucho de los cuatro mil euros, sumados todos los extras, el menú que abonan por comer en el parlamento de los leones madrileños es de 6.46 euros. Barato, como pueden comprobar ustedes y compuesto por: primero, segundo, postre, pan y bebida. Menuda vida se raspan sus señorías a costa de nuestros impuestos. Se dan cuenta ustedes, todos de acuerdo a la hora de poner los precios de sus menús. Y luego dicen que no son tal para cual.
Se quejaba nuestro maestro, con un menú de trece, sin ensalada ni café, de la subida que ha experimentado el menú de los colegios andaluces, y de recibo es que lo hagamos, pero que sigamos permitiendo que a unos plateros tan bien pagados como los diputados les sigan subvencionando sus comandas suena a tomadura de pelo, a chulería de dictadores, a desvergüenza política. Pero como ellos no tienen vergüenza, no la conocen, se la debió comer algún otro platero, son felices con sus menús. Los parlamentarios andaluces son un poco menos agraciados que los nacionales a la hora de pagar la comida, en el convento sevillano se paga el menú a ocho euros. Son un poco más generosos, debe ser por culpa del vino, que es eso: Generoso. Si comparamos los tres precios, el más caro, el más vergonzoso, es el que se paga en los comedores de los colegios por críos de seis, siete, ocho años. Estos políticos tienen una cara que se la pisan.
Entre los jubilados, un maestro de escuela nos contaba lo que comen los alumnos y el precio del menú. Nos recordó cómo Fapace, una institución que aglutina a los padres de los alumnos se quejaba de la subida que experimentaron los menús en los colegios andaluces a partir de este curso. Se cerraron los comedores de los colegios la temporada anterior con un precio de 4.95 euros, se abrieron a partir de ese mes de septiembre con un aumento entorno a los sesenta céntimos, 5,54. Tampoco es que sea excesiva la subida, dicen los políticos en el convento sevillano, viendo el precio al que han llegado los alimentos en los mercados de nuestro país, pero tiene uno la impresión de que son siempre los españoles más vulnerables los que pagan el costo de las tropelías de estos gobiernos, sean estos del Psoe o del Pp.
Los trabajadores no encuentran en Almería un menú por menos de doce euros, y se apunta que tras el verano se prevé un nuevo aumento a la vista de uno o dos euros. Los diputados, con sueldos que pasan y mucho de los cuatro mil euros, sumados todos los extras, el menú que abonan por comer en el parlamento de los leones madrileños es de 6.46 euros. Barato, como pueden comprobar ustedes y compuesto por: primero, segundo, postre, pan y bebida. Menuda vida se raspan sus señorías a costa de nuestros impuestos. Se dan cuenta ustedes, todos de acuerdo a la hora de poner los precios de sus menús. Y luego dicen que no son tal para cual.
Se quejaba nuestro maestro, con un menú de trece, sin ensalada ni café, de la subida que ha experimentado el menú de los colegios andaluces, y de recibo es que lo hagamos, pero que sigamos permitiendo que a unos plateros tan bien pagados como los diputados les sigan subvencionando sus comandas suena a tomadura de pelo, a chulería de dictadores, a desvergüenza política. Pero como ellos no tienen vergüenza, no la conocen, se la debió comer algún otro platero, son felices con sus menús. Los parlamentarios andaluces son un poco menos agraciados que los nacionales a la hora de pagar la comida, en el convento sevillano se paga el menú a ocho euros. Son un poco más generosos, debe ser por culpa del vino, que es eso: Generoso. Si comparamos los tres precios, el más caro, el más vergonzoso, es el que se paga en los comedores de los colegios por críos de seis, siete, ocho años. Estos políticos tienen una cara que se la pisan.