Sobre milagros y aritmética municipal


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SAVONAROLA

Cuenta Juan que Jesús fue al mar de Tiberias y le seguía una gran muchedumbre que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó, de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.

Y Jesús, hermanos míos, llamando a sus discípulos, dijo: “Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer; y enviarlos de vuelta en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino”.

Entonces se dirigió a Felipe de aquesta guisa: “¿De dónde compraremos pan para que coman estos?”. Pero lo decía para probarle, porque Él sabía lo que había de hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco”.

Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?”. Y Jesús repuso: “Haced recostar a la gente”. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo, de los peces distribuyó cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: “Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada”. Y llenaron doce cestas de pedazos que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. Aquellos hombres, entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: “Éste verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo”.

Empero, hais de saber, caros míos, que aquesto pudo hacer el Cristo por su condición de Dios, como Hijo del Padre Todopoderoso. Mas héteme a mí que algunos hombres, cual prometeos de hogaño, considéranse capaces de emular a los dioses, se empeñan en multiplicar panes que no existen y quiméricos peces con calculadoras que ni aún les pertenecen. Así, el resultado bendice a unos pocos y condena a casi todos.

Os hablo de ciertos políticos que, ungidos por el poder conferido por las urnas, se creen a la altura del Sumo Hacedor y pretenden hacer milagros que están muy lejos de su alcance. Mas no son, ni de lejos, Cristo, y su osadía, lejos de maravillar, acaba por defraudar y frustrar al optimista más ingenuo.

Engarzan una decisión con otra acerca de bienes ajenos que terminan mutando en males. Ignoran, por negligencia o vileza, los límites de su firma y las consecuencias que el mal uso y el abuso de su dictado genera so los pueblos que gobiernan.

Desatienden el bien común y empeñan hasta las generaciones futuras por satisfacer su prurito de permanecer aferrados a un lugar en el Olimpo que, día tras día, se empeñan en demostrar que jamás debieron ocupar.

Porque, queridos hermanos, ¿cuál es el sentido de contratar a trabajadores para un ayuntamiento que carece de recursos con que pagarles? Saciar el hambre de unas decenas de votantes ¿justifica colgar una losa al pescuezo de diez mil ciudadanos? Aquesto se fizo en algunos pueblos nuestros.

Dicen que el titán amigo de los mortales fue encadenado por Zeus a una roca allá por los montes caucásicos, y que un águila le comía a diario el hígado que le volvía a crecer cada noche, mas este anciano y cansado fraile mucho se teme que nadie castiga a los próceres que hipotecan a sus pueblos hasta el fin de los tiempos.

Ni tan siquiera lo hacen muchos de los ciudadanos atados a la losa de una deuda municipal ingente generada a golpe de sobrecoste y despilfarro, por multiplicar sin tener en cuenta la básica ley de la economía, que consiste en no gastar lo que no se tiene, porque multiplicar por cero, en las finanzas locales no resulta en cero, sino en un pozo sin fondo devorador de muchedumbres, desde la piel hasta el tuétano de los huesos, y no hay villa en el mundo que aguantar pueda una multiplicación continua de panes y peces. Empero, en tanto, vale.