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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
Los datos son de la Junta de Juan Manuel Moreno Bonilla. Por lo que tenemos que darles la lógica preocupación que nos despiertan los mismos. Analizaba la Junta del bueno de Juanma la cantidad de alcohol que ingerimos los andaluces a lo largo del año 2023. No estamos mal en comparación con otras regiones de España, que conste, pero el que preocupa por aquí es el que se refiere a nosotros los almerienses. Almería ha sido una tierra de buenas bodegas y ventas a la hora de disfrutar del morapio: La Reguladora, El Pintao, Tonda, La Venta del Pobre, El Patio, El León, El tío Peroles, Terraza Carmona, En la Esquinita te Espero, Montenegro, La Oficina y ciento más repartidas por los más de cien pueblos de la provincia.
Quiere ello decir que no sería extraño que en aquellos años ochenta y noventa se dieran estos datos conocidos del 23, pero en estos últimos, en los que los precios de las copas han subido, y la cantidad de vino en la copa ha bajado, no deja de ser extraño, pero ahí están los datos de Juanma. Los que íbamos en aquellos años a las famosas bodegas andamos en estos tiempos con cerveza 00, y con malta. De vez en cuando nos reconocemos con alguna copa de vino en las manos, pero no en la cantidad de aquellos años mozos y en bodegas como las mencionadas.
Llega uno a la conclusión de que a nosotros nos gustaba el pirriaque, ¡y tanto que nos gustaba! menuda la tertulia del Poti, pero las nuevas generaciones van por el mismo camino. ¿Y cuál es ese? Que los almerienses somos los más piripis de Andalucía. ¡Toma ya! Que a lo largo del año 2023 somos los que más alcohol: birra, vino y otros destilados hemos trasegado.
¡Borracho! ¡Borracho yo, tururú!
Los políticos han logrado que dejemos de fumar, cada día son menos los que se levantan de la mesa para salir a echar el pitillo, bien al balcón o a la terraza del restaurante, pero en la cuestión del vino, ¡ay el vino! no parece que se encuentre fuerza que pueda con él. Y si hablamos de cerveza, ahí es donde se estrellan los talentos. El tercio se ha convertido en la copa de los jóvenes en la noche, y no tan jóvenes, cuestión esta que puede ser la que ha elevado el consumo de alcohol en la provincia, hasta superar el consumo del resto de las provincias andaluzas.
La ministra Mónica García, que anda enredando en la cuestión de nuestra salud y pensando en subirnos el gasto en farmacia, no el del gobierno, el de los enfermos, nosotros; asegura que recetan demasiado los galenos. Sería de desear que no entrara la señora en la historia del vino y la cerveza, no vaya a hacer lo mismo que Zapatero con el tabaco, empezar a controlar el consumo. ¿Será capaz la ministra de hacernos vivir con una ley seca? Cara de malas pulgas tiene la mujer, por lo que nos podemos esperar cualquier cosa por su parte.
Quiere ello decir que no sería extraño que en aquellos años ochenta y noventa se dieran estos datos conocidos del 23, pero en estos últimos, en los que los precios de las copas han subido, y la cantidad de vino en la copa ha bajado, no deja de ser extraño, pero ahí están los datos de Juanma. Los que íbamos en aquellos años a las famosas bodegas andamos en estos tiempos con cerveza 00, y con malta. De vez en cuando nos reconocemos con alguna copa de vino en las manos, pero no en la cantidad de aquellos años mozos y en bodegas como las mencionadas.
Llega uno a la conclusión de que a nosotros nos gustaba el pirriaque, ¡y tanto que nos gustaba! menuda la tertulia del Poti, pero las nuevas generaciones van por el mismo camino. ¿Y cuál es ese? Que los almerienses somos los más piripis de Andalucía. ¡Toma ya! Que a lo largo del año 2023 somos los que más alcohol: birra, vino y otros destilados hemos trasegado.
¡Borracho! ¡Borracho yo, tururú!
Los políticos han logrado que dejemos de fumar, cada día son menos los que se levantan de la mesa para salir a echar el pitillo, bien al balcón o a la terraza del restaurante, pero en la cuestión del vino, ¡ay el vino! no parece que se encuentre fuerza que pueda con él. Y si hablamos de cerveza, ahí es donde se estrellan los talentos. El tercio se ha convertido en la copa de los jóvenes en la noche, y no tan jóvenes, cuestión esta que puede ser la que ha elevado el consumo de alcohol en la provincia, hasta superar el consumo del resto de las provincias andaluzas.
La ministra Mónica García, que anda enredando en la cuestión de nuestra salud y pensando en subirnos el gasto en farmacia, no el del gobierno, el de los enfermos, nosotros; asegura que recetan demasiado los galenos. Sería de desear que no entrara la señora en la historia del vino y la cerveza, no vaya a hacer lo mismo que Zapatero con el tabaco, empezar a controlar el consumo. ¿Será capaz la ministra de hacernos vivir con una ley seca? Cara de malas pulgas tiene la mujer, por lo que nos podemos esperar cualquier cosa por su parte.
