“Es falso que el hombre esté alterando el clima”

Javier del Valle, eminente doctor en Geografía, no niega la influencia humana, pero la considera "pequeña" frente a "factores naturales mucho más poderosos"



ALMERÍA HOY / 23·12·2024

Desde la ciencia, pertrechado de datos objetivos, Del Valle responde al catastrofista dictado oficial sobre el cambio climático y despoja al hombre de poder frente a la inmensa fuerza de la naturaleza. Afirma categóricamente que “no estamos al borde del desastre”.

- ¿Qué piensa del cambio climático y de los fenómenos atmosféricos que se le atribuyen?
- Lo del cambio climático es una redundancia. Nos quieren hacer creer que el clima ha sido estable durante millones de años y que ha sido el hombre quien lo ha alterado a partir de la revolución industrial, desencadenando fenómenos exagerados. Eso es falso. El clima ha evolucionado durante toda la historia conocida, y sigue haciéndolo. Lo que ha ocurrido en Valencia no es algo inédito. Se ha producido muchas veces porque el clima mediterráneo es así. De vez en cuando genera catástrofes de las que hay muchos ejemplos y, por desgracia, seguiremos teniéndolos en el futuro.
- Entonces, ¿por qué existe consenso en culpar a la acción del hombre sobre la atmósfera tormentas como la que arrasó parte de Valencia hace unas semanas?
- No es cierto que exista unanimidad. La comunidad científica no es homogénea. Hay diferentes opiniones, líneas de investigación y trabajo, como debe ser, porque el debate es consustancial a la ciencia, debe haberlo para que avance. Existen numerosos estudios diferentes acerca del peso de los gases de invernadero en la evolución del clima y, más concretamente, sobre la influencia de los generados por el hombre, que son una parte muy pequeña del total. Algunos dicen, y es la versión oficial, que los emitidos por nuestra sociedad son los responsables del cambio del clima hacia situaciones más extremas, mientras otros pensamos que la influencia humana es pequeña. No la negamos, pero defendemos que los factores naturales son tan poderosos, que el peso del hombre es limitado. Esta discusión existe, aunque la mayoría de los medios de comunicación se empeñan en ignorarla y trasmitir inexistentes consensos científicos sobre el cambio climático.
- Apunta que cambios climáticos ha habido siempre a lo largo de la historia, ¿qué oscilaciones han existido?
- La evolución del clima ha sido una montaña rusa. Existen estudios paleoclimáticos desde hace tiempo, pero me voy a centrar en los últimos 2.000 años. El periodo romano fue cálido y lluvioso. Las condiciones climáticas en el Mediterráneo eran muy favorables para la agricultura y la ganadería. Esta era entró en crisis en el siglo IV, dando paso a un tiempo muy frío y seco que duró hasta finales del siglo IX y principios del X. A partir del año 1000 volvió otro periodo cálido, conocido como óptimo medieval. Le llamamos óptimo porque, al igual que el romano, fue bueno para el desarrollo de la agricultura, la ganadería y el comercio. Europa occidental, incluida la península ibérica, vivió una época templada, lluviosa y sin extremos, que permitió el desarrollo de las ciudades, la agricultura o la Mesta en Castilla, porque era muy favorable para los pastos. Este ciclo entró en crisis en el XIV. El clima se enfrió muchísimo en Europa, que vivió un periodo muy frío hasta el XIX. Se llamó la pequeña edad del hielo, y propició el avance de los glaciares e inviernos durísimos en Europa. Después comenzó otro ciclo de calentamiento que todavía dura. Hablo de progresivo calentamiento, porque no es lineal y existen pequeños momentos de enfriamiento. El clima es un sube y baja constante a lo largo de la historia. Una montaña rusa.
- ¿Es muy alta la variación en grados de un periodo a otro?
- Es muy difícil establecer valores numéricos, porque el termómetro se inventó a finales del siglo XVI y su uso se generalizó en el XVIII, por lo que no tenemos registros anteriores, aunque existen vías indirectas por escritos e investigaciones arqueológicas. Calculamos que en el óptimo medieval, la temperatura debió ser entre dos y tres grados superior a la actual. Permitía cultivar vid en Inglaterra, que era el máximo exportador de uva entonces, mientras hoy es importador.
- ¿Aceleró la revolución industrial el calentamiento global, como nos dicen?
- Ha sido un factor más en la evolución del clima, pero no su causa. El Mínimo Térmico se produjo entre 1645 y 1710. Es el periodo más frío que se conoce. La revolución industrial comienza con la máquina de carbón, que se patentó en 1779, pero no se generalizó hasta 40 ó 50 años después. Entonces, la temperatura ya llevaba un siglo y medio subiendo, por tanto, es falso que fuera la causante de los gases invernadero. A partir de ahí, no niego que haya contribuido levemente, aunque no es la principal culpable.
- ¿Son más nocivos los gases expelidos por las vacas?
- Son metano, un gas bastante más activo que el CO2, pero el principal productor de metano no son las vacas, sino las zonas húmedas, que producen una fermentación anaerobia, sin oxígeno, que provocan burbujitas de metano. Y hay millones de hectáreas de zonas húmedas sobre la Tierra.
- ¿No es cierto que el Ártico está reduciendo su superficie helada?
- Es la foto más difundida por la línea oficial. Es verdad que ha estado menguando el hielo en el Ártico en los últimos 30 años, aunque esa disminución se ha ralentizado más recientemente. También es un dato objetivo que la población de osos polares ha crecido, luego no les afectará tan negativamente la desaparición del hielo y la subida de las temperaturas.
- De ser cierto lo que usted aduce, ¿qué anima a personas tan diferentes ideológicamente como la presidenta de la Unión Europea, Ursula, von der Leyen, el secretario general de la ONU, António Guterres, o el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, a opinar lo mismo y alertar sobre el peligro que supuestamente provoca el cambio climático y a insistir en que nos dirigimos hacia un desastre para la especie humana?
- A mi juicio no vamos hacia ningún desastre natural. El alarmismo es exagerado y contraproducente. No estamos contra el cuidado del medio ambiente, sino todo lo contrario. Si creemos que nos dirigimos hacia la catástrofe, ¿para qué hacer nada? De todos modos, tenemos que cuidar el planeta.
- ¿Cómo?
- Hay mucho que hacer, pero las políticas que se llevan a cabo son, en determinados aspectos, contraproducentes, como la relativa a potenciar el coche eléctrico. Lo presentan como el futuro y salvador, cuando su construcción y el final de su vida, las baterías y su recarga son muy impactantes para el medio ambiente.
- ¿Cuáles serían las energías limpias?
- Primero es preciso fijar el concepto de energía limpia o renovable, porque no todas lo son. Se nos presentan algunas con costes ambientales muy graves.
- ¿Una planta solar causa perjuicios graves a la naturaleza?
- Por supuesto. Si las instalamos en zonas improductivas, no, pero sustituir bosques o zonas agrícolas por miles de células fotovoltaicas es una barbaridad. Por no hablar de la gestión de los residuos de esas placas o de los molinos de viento ¿Qué hacemos con ellos? ¿enterrarlos? Hay que repensar las soluciones propuestas para salvar el planeta.
- ¿Ha sido llamado ‘negacionista’ por sus opiniones sobre el cambio climático?
- Quienes criticamos la versión oficial estamos acostumbrados a que nos llamen así constantemente. Es un término despectivo, porque nació para los que negaban el holocausto judío. Pero es más grave. En algunos medios han dicho que deberían prohibir dejarnos hablar e, incluso, llegar a penalizarnos. Pero, basándome en datos objetivos, sigo sosteniendo que la evolución del clima en el último siglo, no es alarmante. La historia demuestra que las épocas de temperaturas más altas han sido las mejores. El hombre lleva adaptándose toda la vida a los cambios climáticos. A lo largo de la historia se han sucedido tiempos de frío y calor extremos.
- ¿Es tan nocivo el CO2 como nos dicen?
- Todo lo contrario. El CO2 es bueno. No es ningún veneno, sino el alimento de las plantas. Ha habido momentos en que su concentración ha sido muy superior a la actual.
- ¿Cuál es su diagnóstico del planeta? - Hoy es más verde que nunca. Hay más bosques y de mejor calidad.
- Insisto, ¿qué une a líderes y medios de comunicación para atender sólo a una corriente de opinión catastrofista?
- El catastrofismo provoca miedo que es una forma de control social. Una población con miedo es dirigible y más susceptible de ceder libertad a cambio de seguridad. Nos han presentado el cambio climático de tal manera que es imposible llevar a los responsables de las catástrofes a los tribunales. Han socializado y generalizado la responsabilidad. Si el causante de todo es el cambio climático, nadie es responsable de nada. Es una forma de eludir responsabilidades concretas.

“EL PECADO DEL DAÑO AMBIENTAL SE REDIME PAGANDO MÁS IMPUESTOS”

Javier del Valle explica que, en los últimos años, las asociaciones ecologistas “han recibido mucho dinero público, porque todos los partidos han asumido sus postulados en mayor o menor medida”. El científico considera “razonables” ciertos aspectos del discurso verde, pero apostilla que ha derivado a posiciones “muy exageradas en otros”. Añade que “es muy difícil oponerse a unas ideas ampliamente asumidas” por la población que, en algunos casos, “han derivado en negocio”, y las organizaciones ecologistas se han “desnaturalizado” porque sus mayores ingresos “provienen de las administraciones, ya que casi todos los partidos políticos, y sobre todo la Unión Europea”, han asumido sus postulados.

Y concluye: “El ecologismo se ha convertido en una nueva religión que hemos asumido sin rechistar, en la que Dios es el planeta Tierra y el pecado es el daño ambiental, que se redime pagando más impuestos”.

“CORTAR EL TRASVASE DEL TAJO SERÁ EL COLAPSO DEL SURESTE ESPAÑOL”

El geógrafo califica a España como “un país con suficientes recursos hídricos mal repartidos” y que aprovecharlos adecuadamente precisa una “decisión política”: un plan hidrológico. Del Valle estima que ahora se ha impuesto la mentalidad ecologista de “naturalizar el dominio hidráulico renunciando a los embalses”. Por eso fue derogado el trasvase del Ebro y quieren acabar con el del Tajo, mientras “otros llevan años funcionando sin ser cuestionados. Llevar agua al Sureste tiene “beneficios innegables que el Estado ha de sopesar por el bien del país y el beneficio común. Un corte radical del trasvase del Tajo supondría el colapso económico del Sureste español y dudo que pueda materializarse”.

El científico no cree que la desalación sea la solución porque “es cara y tiene costes ambientales importantes”. Debería ser “un complemento”, porque el Tajo “puede cubrir el trasvase unos años y otros no”.

*Javier de Valle es doctor en Geografía (Climatología), Máster en Educación Ambiental y Altos Estudios Internacionales, y profesor del Centro Universitario de la Defensa y UNED. En 2015 recibió el Premio Aragón del Medio Ambiente por su amplia actividad docente e investigadora en áreas como climatología, espacios naturales y recursos hídricos. También es secretario de la Asoc. Realistas Climáticos.