Las gotas frías de Almería


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Lo intentamos, no crean, pero es inevitable no sustraerse a lo que ha ocurrido en Valencia, Albacete y puntos de Andalucía la baja. Almería se ha salvado, por chiripa, diríamos, sólo contabilizamos la granizada en El Ejido y carreteras cortadas en el interior y en el Levante almeriense.

Nos golpean desde la red, es evidente la caída de los medios televisivos cuando compruebas la manipulación que se está haciendo desde los mismos, con imágenes que impactan y ponen el vello como escarpias. En medio de esa destrucción que estamos viviendo en una parte de España, y ante las obras hídricas no llevadas a cabo en estos años, no podemos por menos que recordar la situación de algunas de las que se prometieron en nuestra provincia, concretamente en el Levante, estamos acordándonos de Zurgena en el setenta y tres, con 6 muertes, o en la capital y parte del litoral de Granada. Más cercano tenemos la salida del río Antas en el dos mil doce anegó Pulpí, Vera y todas las tierras que fue atravesando.

Las obras que sobre la marcha se decidieron en Zurgena, fueron acabadas, alguna en menos de un año, otras tardaron más, pero, acabadas están. En el 2001 se dijo que se laminaría el río Antas, y que dejaría de ser un problema para Vera las futuras Gotas Frías, hoy llamadas Dana, quizás para poder decir a nuestros políticos que las Danas son esas historias nuevas del cambio climático. Nada de lo que se dijo desde el gobierno en ese 2001, sobre las obras a llevar a cabo, que volvieron a prometer tras la riada de 2012, han sido terminadas. Qué digo acabadas, ni siquiera se ha puesto la primera piedra.

Esto es lo que nos ha ofrecido el Gobierno central, junto al autonómico, sobre liberar a Almería y la zona con mayor peligro, como es el Levante, ante las gotas frías de cada otoño: Nada. Es duro, pero es la verdad. Nada se ha hecho en veintitrés años. 23, que se dice pronto. Y quieren que creamos en ellos. Hasta los niños de pecho saben en nuestra tierras bañadas por el Mediterráneo que en septiembre y octubre la amenaza estará siempre en esas nubes que descargan con furia sobre nuestras cabezas.

Este año le ha tocado a Valencia. ¿Le puede tocar el año que viene a Zurgena, Antas, Vera, Carboneras, Níjar, Almería? No estamos libres de que esto ocurra. Estamos indefensos ante esas nubes difíciles de controlar, y más todavía ante esos inútiles que tenemos como líderes políticos mandando en gobiernos, diputaciones y ayuntamientos.

Desde el año dos mil uno, si buscan en las hemerotecas, han pasado por los gobiernos de España los dos partidos, PSOE y PP, y, ¿qué ha pasado con las obras del río Antas en Vera? Nada. Silencio. Los gobiernos central y autonómico están lejos y tienen otros muchos problemas, vale, pero no ocurre lo mismo con los ayuntamientos, con la diputación, pero estos también han callado a lo largo de más de veinte años. No han exigido las prometidas obras, no han levantado la voz contra sus gobiernos de Madrid o Sevilla. El silencio cómplice de unos y de otros. Y nos piden que les votemos cuando llegan las elecciones, y nosotros, tontos de capirotes, nos volveremos a dejar engañar por estos desalmados.