El alcalde de Elche


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

No es un buen camino el que empieza a tomar la política española. Toda acción tiene su reacción. Era de esperar que, tras lo ocurrido en la comunidad Valenciana y otros puntos de la península, íbamos a vivir algunas consecuencias derivadas de las actuaciones llevadas a cabo u olvidadas en el tiempo. Durante los últimos años se ha vivido una desidia por parte de la administración central a la hora de proteger ríos, ramblas o barrancos ante una gota fría, hoy llamamos Dana. Le hemos puesto nombre de mujer, y la Dana-mujer de este año ha venido con muy mala leche. Por decirlo de una forma algo suave.

Tras el paso de la destructora, ver los campos anegados, las casas hundidas, las familias destrozadas, enterrados a sus muertos, empieza a calentarse la sangre del personal, la leche que todos llevamos dentro se agría, y comienzan las preguntas sobre retrasos en la información, ¿dónde estaban los políticos en aquellas primeras horas, a qué se debían sus ausencias? y especialmente, la pregunta era por las obras, algunas comprometidas y no llevadas a cabo durante décadas. Dentro de ese capítulo uno, el más sencillo de todos, y que no se ha hecho por lo que algunos llaman el poder de los ecologetas: la limpieza de esos ríos y ramblas que podrían haber mitigado en parte la masacre en vidas humanas.

Algunos, como el alcalde de Elche no se lo han tomado bien, y ha decidido tomar cartas en el asunto. Si los responsables de Madrid no lo hacen, lo haremos nosotros, y ha decidido que su ayuntamiento va a iniciar la limpieza de ríos y ramblas que merodean en su entorno. La decisión nos puede parecer que no tiene mayor importancia, pero se imaginan ustedes que hoy decidieran todos los alcaldes que se ven en la misma situación que el de Elche, unirse a la movida de limpiar sus cauces. ¿Qué diría desde Madrid la señora que quiere ser vicepresidenta de Europa, qué le oiríamos al presidente del gobierno? ¿Dónde queda el poder del gobierno central si los ayuntamientos siguen ese camino abierto por el de Elche, y deciden levantarse contra un gobierno central que no cumple con su trabajo? ¿Puede soportar Pedro un levantamiento como el que en estos momentos se está llevando a efecto desde la localidad de Elche?

Conociendo al gobierno, la prepotencia de su presidente y la de algunos de sus ministros, estoy esperando el puñetazo madrileño sobre la mesa del alcalde ilicitano, la amenaza del sanchismo contra un hombre, un pueblo, que se ha cansado de que desde el poder central le tomen la caballera, como la ministra Ribera ha hecho con todas las hídricas que tenían que estar terminadas y salvando vidas en nuestro país, y no olvidemos las de nuestro levante almeriense, que esperan desde hace más de veinte años. Si el ejemplo de Elche se afianza, si los alcaldes del resto de España le pierden el miedo al gobierno en el que mandan los delincuentes catalanes y los racistas vascos, junto a los que apoyan a los pistoleros de Eta, el gobierno de Pedro Sánchez estará empezando a verle las orejas a un pueblo que se ha cansado de sus patrañas.

¿Le hará Sánchez pasar a Elche por el aro del poder?