La Dana y el tren


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

A la dina, dana, cantaban los chicos tras las ventanas. Que llueva que llueva la Virgen del la Cueva, que caiga un chaparrón que rompa los cristales de la estación.

Y cayó. Ha salido el río Nacimiento, el que nunca sale, es el cambio climático, dicen los entendidos. En El Ejido no eran higos lo que caían del cielo, pero sí del mismo tamaño, de color blanco y duros como la piedra. Nacieron bollos en la carrocerías de los coches, el plástico de los invernaderos fue bordado de agujeros y las placas solares dejaron a oscuras a muchos hogares y negocios. Es el cambio climático, dicen los entendidos. Es posible que se haya vuelto loco, a lo Errejón.

Al tren, por si llega antes de que se rompan los cristales de la estación. El señor Tejada y sus chicos dejan esta mañana por unas horas el despacho. Antes mirarán por la ventana, por si alguna dina-dana aparece en lontananza. Abandonarán los cómodos sillones, las pantallas de sus ordenadores y se concentran a partir de las once en la plaza del Educador. No tengo muy claro si un miércoles, a las once de la mañana, es el mejor día y momento para convocar una concentración en defensa del tren. Si lo que quiere el señor Tejada es que acudan los jubilados, armados de paraguas en tal día como hoy, vale, cualquier día es bueno. Si lo hace buscando la colaboración de sus amigos liberados de los sindicatos, no creo que reciba el apoyo necesario. No están para mojarse a estas alturas. En cuanto a la hora, puede que algún funcionario-a de las que van a la compra, se den una vuelta por la mani, tampoco los veo a cientos en la plaza. Y que me da la impresión que a la juventud de hoy lo de pelearse por el tren no le va mucho. Da la impresión de que su pelea está en otros derroteros. ¡Pisos pisos pisos!

No veo muy preocupado al gobernador civil de la provincia ante la convocatoria de La Mesa. Por la dina-dana y el cambio climático, sí. Lo de ayer fue muy duro en algunos puntos de la provincia. Un miércoles como el de hoy, tras vivir una noche de martes infernal, y a las once de la mañana, no parece que haya puesto nervioso al señor Martín. Si encima los chicos de Aemet parece que le apoyan con el tiempo previsto para hoy, la concentración de la mesa por el caballo de hierro, se puede quedar hoy en la reunión de un grupo de amigos, jubilados con paraguas en su mayoría, que se tomarán un café y charlarán de sus jubilaciones, de la subida del agua y la basura del ayuntamiento (María, que hay que ajustar el gasto público, dices, pero al final lo único que haces es meterle la mano en el bolsillo a los vecinos), y cómo no, de Errejón. No hay tema de conversación en estos días en los que no aparezca el pequeño político de Sumar y sus andanzas de ligón “enfurruñao”. Parece que está siempre el hombre “enfadao”, como si no se comiera una rosca. Es que es muy duro lo que estamos conociendo de él: La tiró sobre la cama, se bajo los pantalones y le enseñó… ¿Qué le enseñó?

No sé cómo preguntárselo al señor Tejada. ¿Elegir el día de hoy, miércoles, lo ha consensuado con don José María Martín? Usted consigue hacerle una manifestación al partido sanchista en Almería, pero lo hace un miércoles, que no es que sea un día que logre masivas presencias, con lo que la foto de la reunión de hoy no creemos que llegue a la Moncloa, entiendo que Pedro esté más preocupado por la foto con Aldama, persona a la que no conocía hace una semana, y que ahora dice no había tenido contacto con él, como para sentirse incomodo por los cuatro jubilados que se ha reunido en la lejana Almería. ¿Dónde está Almería y qué piden esos jubilatas con paraguas? Presidente, está al lado de Mojácar. Ah, Mojácar.

Por no llegar, ni siquiera lo hará al despacho del ministro Puente, que andaba esta semana, me cuentan, poniendo vías en Extremadura. Ha salido el río de Alhabia. No son higos lo que cae del cielo. Ha llegado el cambio climático, que no os queréis enterar.