¡El chuminazo!


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Estamos en verano ¡qué calor! el cuerpo se relaja, la moral también y aflora eso tan bonito que se llama amor y que llena nuestra vida de deseos. Los hay buenos, y los no tan buenos. Malos nunca. El que tiene boca se equivoca, y los que nos hemos dedicado a la profesión de hablar, lo hemos hecho en infinidad de ocasiones. Por lo que no se tomen estas palabras escritas a vuela teclas del ordenador, como una crítica a esa mujer que, desde la TV que pagamos todos los españoles, y a hora de contarle a los espectadores que seguían la retransmisión de lo que estaba a punto de ocurrir en la principal plaza de Pamplona, desde el balcón del ayuntamiento de esa localidad, cuando se prendía el cohete anunciador de las fiestas e iniciaba su vuelo estelar sobre el cielo de la hermosa ciudad navarra.

Lo normal es que a través de la voz de la locutora nos hubiera llegado aquello repetido mil veces cuando de San Fermín y de su fiesta se trata de: ¡El Chupinazo!

Se le encasquilló, que le vamos a hacer. Y a la señora, que debía estar viviendo a tope, como no puede ser de otra manera las fiestas de Pamplona, hay que pasar unas de San Fermín entre su gente para saberlo, en vez de lo de: ¡Chupinazo!, lo que le llegó al espectador a través de la pequeña pantalla que tiene en el salón de su casa fue algo así como: ¡Chuminazo! Y a nuestro corto entender, hay algunas diferencias.

Hubo en el personal unos segundos de interrogación. ¿Qué era lo que habían escuchado? 0 ¿Qué era lo que había dicho la locutora? He debido oír mal, se dijo una parte muy importante del personal masculino, que a esa hora estaba viendo la tele en casa, en vez de estar en la playa o en la piscina, con la que estaba cayendo. Pero ahí seguía dentro de él o de ella cierto regomello, sobre la expresión escuchada. Vamos a las redes, se dijeron algunos, yo entre ellos, para saber si la cosa pasaba a mayores, o se quedaba en una “chuminá”, que dicen que viene de “chumino”, y que por estas tierras de la baja península la tenemos como una nadería, una tontería, una bagatela, la “chuminá”, como dicen los malagueños y que nos han ido pegando al resto de los andaluces. Lo de “chumino” tiene otra lectura, otro día. El personal repasando lo que van recogiendo las redes, esas que quiere controlar aún más el gobierno de Pedro Sánchez, llega a la conclusión de que no ha oído mal, que lo ha dicho la dama en cuestión, que se ha equivocado con lo del: “Chuminazo”. Que no tiene importancia, que no deja de ser una “chuminá” lo que ha cometido y a lo que no hay que darle mayor importancia.

Importancia, importancia sería verlo volar sobre el cielo de Pamplona en los Sanfermines, y seríamos mogollón los que volveríamos a subir a aquellas hermosas tierras, si en la presentación de las fiestas, en lugar de lanzar a los cielos un “chupinazo”, como nos tienen acostumbrados los pamplonicas, muy suyos ellos, decidieran que a partir de ahora sería un “chuminazo” lo que lanzaran volando a las alturas. Y el que lo pille pa él. Y esto, estarán de acuerdo con uno, no sería ninguna “chuminá”.

Ahora, un remojo en la piscina o en la playa, y prepare el cuerpo por si tiene suerte y le cae cerca el “chuminazo”. Si lo pilla, pa usted.