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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
En alguna excursión durante aquellos años jóvenes a la sierra, en más de una ocasión, y ante la falta o el olvido de papel higiénico, una piedra, o una hoja de cualquier árbol nos servían para tal menester. No se conseguía una perfecta limpieza, hay que reconocerlo, la marca quedaba en los calzoncillos (el slip no se llevaba todavía), hasta que los lavaba nuestra madre, pero en la montaña salíamos del aprieto ante la falta del añorado rollo de papel.
Ahora, los ideólogos de este mundo, los que de verdad mandan en nuestras vidas y haciendas, ya nos avisan de que el papel, el suave papel con el que limpiamos nuestros ojetes, va a desaparecer de los mercados. Y sin pandemia de covid que nos obligue a llenar nuestros hogares del dichoso utensilio.
Por si las moscas, que este verano están latosas las muy puñeteras, le he dicho a mi Isolina que compre rollos hasta llenar la cueva, que no me fío de estos jerarcas, que nos dejan sin papel a las primeras de cambio. Si por el covid nos lanzamos como posesos a conseguir todos los paquetes que nos esperaban en las estanterías de los grandes almacenes, el día que estos mandones nos digan que se acaba el papel higiénico, asaltamos los estantes como locos.
Recuerdo uno de nombre “El Elefante”, o algo parecido. Duro era para nuestras partes íntimas. Hoy día hay que reconocer que es suave el que compra mi señora, con mimo acaricia nuestra piel, y nos deja el culito limpio y suavizado. Como debe ser, qué puñetas.
Los jefes nos dicen que el futuro estará en la “paja”. ¿Sólo el futuro? Entiendo que la paja viene siendo el pasado, el presente y es de desear que el futuro de las jóvenes y no tan jóvenes generaciones de ciudadanos, si es que nos dejan los jerarcas de las grandes multinacionales hacer con nuestro cuerpo lo que nos dé la gana.
No lo ha entendido, señor plumilla, y eso que parece usted listo. Lo que querían decirle, para que usted lo trasladara a sus lectores es que el futuro del papel higiénico, o papel para limpiar el culo, dependerá de la paja.
Paja: “Caña de trigo, cebada, centeno y otras gramíneas, después de seca y separada del grano”.
¿Lo entiende ahora? No es a la que usted se refería.
Cómo se han puesto por la paja. Vamos, que estos caballeros, en defensa de nuestro planeta y de la naturaleza que nos rodea, van a fabricar el papel de limpiarnos el culo con esos tipos de pajas y cañas una vez secas y algunos productos más que proliferan en nuestros campos.
No sé lo que pensarán ustedes, pero yo, por si acaso, y ante tanta tontería como se nos cuenta desde los medios, reitero a mi señora lo de acaparar rollos de papel en los grandes almacenes, suavecito, muy suavecito él para esas partes blandas y delicadas que tenemos a cierta edad. Si les soy sincero, cada día me fío menos de esos burócratas que nos dan órdenes todos los días, que nos dicen cómo y qué tenemos que comer, cuántas horas dormir, cuándo viajar, y, ahora, cómo y con qué tenemos que limpiarnos el culo.
Señores: En mi culo mando yo por ahora, y paso por él lo que a mí me dé la gana.
Una caña seca para el culo, claro, con lo apretaíto, curioso y blandito que lo tengo.
¡Venga ya!
Ahora, los ideólogos de este mundo, los que de verdad mandan en nuestras vidas y haciendas, ya nos avisan de que el papel, el suave papel con el que limpiamos nuestros ojetes, va a desaparecer de los mercados. Y sin pandemia de covid que nos obligue a llenar nuestros hogares del dichoso utensilio.
Por si las moscas, que este verano están latosas las muy puñeteras, le he dicho a mi Isolina que compre rollos hasta llenar la cueva, que no me fío de estos jerarcas, que nos dejan sin papel a las primeras de cambio. Si por el covid nos lanzamos como posesos a conseguir todos los paquetes que nos esperaban en las estanterías de los grandes almacenes, el día que estos mandones nos digan que se acaba el papel higiénico, asaltamos los estantes como locos.
Recuerdo uno de nombre “El Elefante”, o algo parecido. Duro era para nuestras partes íntimas. Hoy día hay que reconocer que es suave el que compra mi señora, con mimo acaricia nuestra piel, y nos deja el culito limpio y suavizado. Como debe ser, qué puñetas.
Los jefes nos dicen que el futuro estará en la “paja”. ¿Sólo el futuro? Entiendo que la paja viene siendo el pasado, el presente y es de desear que el futuro de las jóvenes y no tan jóvenes generaciones de ciudadanos, si es que nos dejan los jerarcas de las grandes multinacionales hacer con nuestro cuerpo lo que nos dé la gana.
No lo ha entendido, señor plumilla, y eso que parece usted listo. Lo que querían decirle, para que usted lo trasladara a sus lectores es que el futuro del papel higiénico, o papel para limpiar el culo, dependerá de la paja.
Paja: “Caña de trigo, cebada, centeno y otras gramíneas, después de seca y separada del grano”.
¿Lo entiende ahora? No es a la que usted se refería.
Cómo se han puesto por la paja. Vamos, que estos caballeros, en defensa de nuestro planeta y de la naturaleza que nos rodea, van a fabricar el papel de limpiarnos el culo con esos tipos de pajas y cañas una vez secas y algunos productos más que proliferan en nuestros campos.
No sé lo que pensarán ustedes, pero yo, por si acaso, y ante tanta tontería como se nos cuenta desde los medios, reitero a mi señora lo de acaparar rollos de papel en los grandes almacenes, suavecito, muy suavecito él para esas partes blandas y delicadas que tenemos a cierta edad. Si les soy sincero, cada día me fío menos de esos burócratas que nos dan órdenes todos los días, que nos dicen cómo y qué tenemos que comer, cuántas horas dormir, cuándo viajar, y, ahora, cómo y con qué tenemos que limpiarnos el culo.
Señores: En mi culo mando yo por ahora, y paso por él lo que a mí me dé la gana.
Una caña seca para el culo, claro, con lo apretaíto, curioso y blandito que lo tengo.
¡Venga ya!