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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
El turismo ha sido el gran revulsivo de este país desde los años sesenta y setenta. España no sería lo mismo si no hubiera sido por esa masiva llegada de turistas que desde los cinco continentes venían de disfrutar de nuestras playas, nuestro sol, nuestra gastronomía y el precio relativamente barato de las bebidas alcohólicas.
Los sesenta abrieron los ojos de muchos jóvenes almerienses ante aquellas jóvenes que sin pudor alguno se bañaban en bikini, imposible de ver en las nuestras, o las primeras miradas a unos pechos que se abrían rutilantes ante los ojos de aquellos jóvenes que solo los habían visto en revistas y a escondidas de sus padres. Hoy no nos sorprende el desnudo de una persona, o unas hermosas tetas asomadas al sol de nuestros veranos. Pero entonces… hablen con los más viejos de aquellos baños en el Zapillo, en el agüica caliente de la térmica, y de los bañadores de nuestras hermanas y los de las jóvenes, altas y rubias, que nos llegaban desde otros puntos de España o Europa.
Menos mal que entonces no andaba metido el sindicato Comisiones Obreras en berenjenales turísticos, nos podían haber fastidiado a los jóvenes de entonces algunas de las alegrías visuales que se disfrutaban en las playas.
¡Y entonces no necesitábamos gafas!
Nos acaba de anunciar el sindicato obrero, ¡sí, obrero!, que hay que limitar el turismo en zonas saturadas. La playa del Zapillo está a tope en los meses de julio y agosto, poner la sombrilla empieza a ser un problema. Lo mismo podemos decir de Roquetas, Aguadulce, Mojácar y otros puntos de nuestra costa, caso de las playas del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar-Carboneras.
Si se decide seguir las directrices que nos ofrece el sindicato ¡obrero!, de Comisiones Obreras, estas playas mencionadas, ante la saturación que vienen sufriendo en tiempos de estío, tienen que limitar el número de turistas que llegan dispuestas a tumbar su toalla y su cuerpo sobre las morenas arenas de nuestra costa.
No sé cómo van a limitar el número de personas a entrar en las playas. Y si van a poner el acento en la mujer o en el hombre, en los gordos o en los flacos, en las feas o las guapas, con ropa o sin ella. Y con el club LGTBI ¿qué piensan hacer? Imagino a militantes del sindicato ¡obrero, sí, obrero! controlando la llegada de turistas y bañistas a nuestra playas y haciendo una selección a su libre albedrío. No sé, pero me temo que carguen sus resquemor sobre los que tenemos todos los años del mundo sobre nuestras anquilosadas articulaciones y seamos los viejos los que les estorbemos a estos caballeros de los cocos. Uno tiene claro que, a las chicas jóvenes, toda la playa para ellas, y si van como ustedes imaginan, hasta las copas les pagamos.
¿Y si lo que quieren los chicos de Comisiones es que paguemos otro impuesto por disfrutar de las playas? Los coches ya pagan en algunas del Parque por aparcar, lo mismo es lo que quieren hacer con los seres humanos. ¿Quieren ustedes estacionar, aposentar sus cuerpos sobre las arenas de las playas? Muy bien, pero paguen una cantidad para que algunos sigamos recibiendo subvenciones de papá estado.
No les extrañe, aquí no se mueve nadie si no es por el dinero, ya ven la que han liado entre Sumar y Podemos con los sueldos que unos y otras van a perder a partir del 23 de este mes y no están por la labor, o los concejales del ayuntamiento de la capital: Todos a cobrar de los impuestos de los ciudadanos.
Los sesenta abrieron los ojos de muchos jóvenes almerienses ante aquellas jóvenes que sin pudor alguno se bañaban en bikini, imposible de ver en las nuestras, o las primeras miradas a unos pechos que se abrían rutilantes ante los ojos de aquellos jóvenes que solo los habían visto en revistas y a escondidas de sus padres. Hoy no nos sorprende el desnudo de una persona, o unas hermosas tetas asomadas al sol de nuestros veranos. Pero entonces… hablen con los más viejos de aquellos baños en el Zapillo, en el agüica caliente de la térmica, y de los bañadores de nuestras hermanas y los de las jóvenes, altas y rubias, que nos llegaban desde otros puntos de España o Europa.
Menos mal que entonces no andaba metido el sindicato Comisiones Obreras en berenjenales turísticos, nos podían haber fastidiado a los jóvenes de entonces algunas de las alegrías visuales que se disfrutaban en las playas.
¡Y entonces no necesitábamos gafas!
Nos acaba de anunciar el sindicato obrero, ¡sí, obrero!, que hay que limitar el turismo en zonas saturadas. La playa del Zapillo está a tope en los meses de julio y agosto, poner la sombrilla empieza a ser un problema. Lo mismo podemos decir de Roquetas, Aguadulce, Mojácar y otros puntos de nuestra costa, caso de las playas del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar-Carboneras.
Si se decide seguir las directrices que nos ofrece el sindicato ¡obrero!, de Comisiones Obreras, estas playas mencionadas, ante la saturación que vienen sufriendo en tiempos de estío, tienen que limitar el número de turistas que llegan dispuestas a tumbar su toalla y su cuerpo sobre las morenas arenas de nuestra costa.
No sé cómo van a limitar el número de personas a entrar en las playas. Y si van a poner el acento en la mujer o en el hombre, en los gordos o en los flacos, en las feas o las guapas, con ropa o sin ella. Y con el club LGTBI ¿qué piensan hacer? Imagino a militantes del sindicato ¡obrero, sí, obrero! controlando la llegada de turistas y bañistas a nuestra playas y haciendo una selección a su libre albedrío. No sé, pero me temo que carguen sus resquemor sobre los que tenemos todos los años del mundo sobre nuestras anquilosadas articulaciones y seamos los viejos los que les estorbemos a estos caballeros de los cocos. Uno tiene claro que, a las chicas jóvenes, toda la playa para ellas, y si van como ustedes imaginan, hasta las copas les pagamos.
¿Y si lo que quieren los chicos de Comisiones es que paguemos otro impuesto por disfrutar de las playas? Los coches ya pagan en algunas del Parque por aparcar, lo mismo es lo que quieren hacer con los seres humanos. ¿Quieren ustedes estacionar, aposentar sus cuerpos sobre las arenas de las playas? Muy bien, pero paguen una cantidad para que algunos sigamos recibiendo subvenciones de papá estado.
No les extrañe, aquí no se mueve nadie si no es por el dinero, ya ven la que han liado entre Sumar y Podemos con los sueldos que unos y otras van a perder a partir del 23 de este mes y no están por la labor, o los concejales del ayuntamiento de la capital: Todos a cobrar de los impuestos de los ciudadanos.