¡Los tronos de la política!


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Entre los alcaldes destronados en las pasadas del domingo, destaca el de un pequeño pueblo del Andarax, Alhabia. El domingo se despedía de la alcaldía Pepe Núñez, un histórico del PSOE, con más de veinte años al frente del municipio. Él no se presentaba encabezando la lista de su partido, se había quedado con el segundo puesto, que no ha debido gustar ni a propios ni a extraños.

El río Nacimiento salía el pasado 28 cubriendo de agua los márgenes. Hacía años que no salía con tanta fuerza. El agua arrastraba todo lo que encontraba a su alcance, camino de unirse al Andarax, que ese día no andaba muy propenso a hacer estragos en los pueblos por donde pasa.

Esa agua que bajaba camino del mar (que no tiene una pantaneta que la guarde y la atesore por muy prometida que estuviera desde hace casi un siglo, y si la tuviera lo mismo la había derruido este momento político que hemos vivido), democrática como no podía ser menos, debió dar alas a los vecinos de Alhabia que con sus votos se llevaban al hombre que durante años ha estado mandando en el municipio.

Alhabia ha vivido unos años convulsos, las deudas han llevado al Ayuntamiento a una situación de ahogo como no se conocía, con retraso en el pago a los funcionarios, y teniendo que ser otros municipios de los alrededores los que tienen que dar trabajo a los hombres y mujeres del Per, o Pfea. La situación se venía deteriorando cada día más, y al final el agua del Nacimiento destronaba el pasado domingo a uno de los reyes del Andarax. El tiempo de Pepe Núñez y del PSOE se ha acabado. Su vida sigue.

No le arriendo las ganancias a los que llegan. Supongo que tendremos con el tiempo la información de lo que realmente ha ocurrido económicamente en Alhabia. Tierra de cerámica y de buen barro.

Y mientras Pepe Núñez ha sido destronado, en Vélez Blanco ha sido coronada como reina del municipio una mujer, María José López, que iba a en la lista del Partido Popular como independiente. El PP no consiguió edil en las pasadas de 2019, solo logró 96 votos.

El domingo pasado fueron 852 los votos que llevaban el nombre de esta mujer y que aparecieron en las urnas. No tengo el gusto de conocer a Ana María, pero es de justicia reconocerle que su pueblo le ha votado a ella, no al partido por el que se presentaba. Algo tiene que tener el agua cuando la bendicen, por lo que algo tiene que tener Ana María López cuando sus vecinos le han otorgado una confianza tan masiva en las pasadas elecciones.

Son las dos caras de la misma moneda política. Un rey destronado por los votos de sus vecinos y una reina que se ve aupada por los de su pueblo a la más alta instancia municipal.