.. |
PASEO ABAJO/Juan Torrrijos
El pasado nueve de noviembre les contaba lo que venía ocurriendo con las gallinas y los huevos en Europa. En Inglaterra, les decía entonces, se ha conocido la noticia de la mortandad de esas aves domésticas. Pero los silencios rodeaban la noticia, parecía que no le interesaba a alguien que se divulgara lo que podía pasar con los precios de los huevos.
¿Y a quién parecía no interesarle? No creo que sea muy difícil de adivinar.
La semana pasada, un rotativo de tirada nacional traía en su portada ¡por fin! la noticia de que los huevos están por las nubes, y daba la cifra mágica, la misma dada en esta columna aquel nueve del mes de Todos los Santos.
Se han sacrificado trece millones de gallinas, decíamos en aquellos entonces, los mismos trece que se reconocen ahora. Hay problema en el abastecimiento, los ha habido en algunos proveedores, y lo que se reconoce y se ha mantenido oculto por algún tiempo, por lo menos desde primeros de noviembre, es que la escasez y el alza de los precios de los huevos era una constatación que vivían las familias en sus hogares. La noticia saltaba en Inglaterra, y ha tardado lo suyo en ser recogida por los grandes diarios de tirada nacional.
¿Los intereses de los políticos que nos gobiernan?
Es evidente que tendremos que ir todas las familias a comprar al mismo super donde dice que va la ministra Calviño, que parece ser la única ama de casa que encuentra los productos alimentarios más baratos, según ella misma ha contado en sede parlamentaria. Son como niños. ¿Alguien se puede creer que la ministra ha cogido el carro de la compra y se ha ido, tras desayunar con la familia, a comprar al super antes de ir al Ministerio?
¡Por la Virgen de los Dolores, qué políticos tenemos!
Alguno de esos miércoles que me levanto con ganas de que me fustiguen los líderes de la patria pongo la tele y me dispongo a oír a los padres y las madres de este país desde el Congreso de los Diputados (lugar sacrosanto, según dicen ellos, donde se defiende a los ciudadanos), unos preguntando y los otros contestando.
Lo de defender a los ciudadanos y contestar a las preguntas que se les hacen es un decir. Uno puede preguntar lo que quiera, que el de enfrente le va a contestar lo que le de la gana, casi siempre nada tiene que ver con lo preguntado. Pero así, ellos se lo pasan bien, juegan a ganarse los seis o siete mil euros al mes de soldada, y a nosotros nos dejan con los huevos por la nubes, las hipotecas a punto de dar el susto y la sensación de que le estamos pagando el sueldo al grupo social con más cara dura que hay en este país.
Y mientras ellos se preguntan y contestan, las gallinas desaparecen, trece millones se decía en noviembre, lo reconocen ahora. ¿Cuántos millones más no habrán desaparecido en estos meses? El precio de los huevos por las nubes y las señoras ministras dedicadas a contar mentiras.
Vamos a contar mentiras, tra-la-rá, vamos a contar mentiras.
¿Y a quién parecía no interesarle? No creo que sea muy difícil de adivinar.
La semana pasada, un rotativo de tirada nacional traía en su portada ¡por fin! la noticia de que los huevos están por las nubes, y daba la cifra mágica, la misma dada en esta columna aquel nueve del mes de Todos los Santos.
Se han sacrificado trece millones de gallinas, decíamos en aquellos entonces, los mismos trece que se reconocen ahora. Hay problema en el abastecimiento, los ha habido en algunos proveedores, y lo que se reconoce y se ha mantenido oculto por algún tiempo, por lo menos desde primeros de noviembre, es que la escasez y el alza de los precios de los huevos era una constatación que vivían las familias en sus hogares. La noticia saltaba en Inglaterra, y ha tardado lo suyo en ser recogida por los grandes diarios de tirada nacional.
¿Los intereses de los políticos que nos gobiernan?
Es evidente que tendremos que ir todas las familias a comprar al mismo super donde dice que va la ministra Calviño, que parece ser la única ama de casa que encuentra los productos alimentarios más baratos, según ella misma ha contado en sede parlamentaria. Son como niños. ¿Alguien se puede creer que la ministra ha cogido el carro de la compra y se ha ido, tras desayunar con la familia, a comprar al super antes de ir al Ministerio?
¡Por la Virgen de los Dolores, qué políticos tenemos!
Alguno de esos miércoles que me levanto con ganas de que me fustiguen los líderes de la patria pongo la tele y me dispongo a oír a los padres y las madres de este país desde el Congreso de los Diputados (lugar sacrosanto, según dicen ellos, donde se defiende a los ciudadanos), unos preguntando y los otros contestando.
Lo de defender a los ciudadanos y contestar a las preguntas que se les hacen es un decir. Uno puede preguntar lo que quiera, que el de enfrente le va a contestar lo que le de la gana, casi siempre nada tiene que ver con lo preguntado. Pero así, ellos se lo pasan bien, juegan a ganarse los seis o siete mil euros al mes de soldada, y a nosotros nos dejan con los huevos por la nubes, las hipotecas a punto de dar el susto y la sensación de que le estamos pagando el sueldo al grupo social con más cara dura que hay en este país.
Y mientras ellos se preguntan y contestan, las gallinas desaparecen, trece millones se decía en noviembre, lo reconocen ahora. ¿Cuántos millones más no habrán desaparecido en estos meses? El precio de los huevos por las nubes y las señoras ministras dedicadas a contar mentiras.
Vamos a contar mentiras, tra-la-rá, vamos a contar mentiras.