Nos quieren siervos, siempre siervos


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Promesas, promesas y promesas. Palabras llenas de buenismo, de ilusión y de esperanza. Palabras para engañar a unos vecinos, para seguir llenando las mentes de la buena gente de que los señores de la política están pensando en ellos. Los medios de información recogieron en su día, con campanas y alharacas los millones que iban a poner en los pueblos de Gádor y Carboneras para la creación de puestos de trabajo.

Se celebraron reuniones de políticos, comidas de políticos, y de todas ellas salían palabras llenas de futuro, de comprensión ante el negro presente para los trabajadores, pero con la luz puesta en el final de este túnel que iba a lograr ellos, los políticos.

Vinieron a Gádor los dirigentes de Sevilla y de Madrid, se reunieron y se hicieron grandes planes con importantes ayudas económicas detrás. Pasaron los años, los lustros y ahí sigue Gádor, bebiendo zumo de naranja, poniendo color naranja a su vida, porque de todo lo dicho por los políticos, de aquellos planes que iban a llegar, ni uno ha aparecido por el pueblo.

Gádor vio frustradas las ilusiones de trabajo para su gente, aunque siempre nos quedará La Reja para disfrutar de una buena comida y de un mejor trato por parte de Pepe Luis. Tristemente para los gadorenses el que no se conforma es porque no quiere.

Tras la cementera de Gádor llegó la térmica de Carboneras. Cerrada por el interés político de unas élites que ya veremos a dónde nos llevan. Estaba claro, se decían en Carboneras, que el Gobierno no los iba dejar solos, que habría millones para invertir y crear tantos o más puestos de trabajo de los que se perdían con la central. Por algo el alcalde es del mismo partido que Pedro Sánchez.

Al final ¿qué? Al final, nada. Se ha conocido que de todos los proyectos presentados solo se ha aprobado uno en El Llano de don Antonio, para la creación de una plaza pública en unos solares que pone el propio Ayuntamiento del pueblo, y que tiene una inversión de algo más de trescientos mil euros.

Pan para hoy, ¿y mañana? Que le den a la gente de Carboneras.

Lo dijimos en su día. Lo hicimos con Gádor y lo repetimos el día que saltó la noticia de Carboneras. Han pasado meses de reuniones, de discusiones, de políticos y de promesas, de palabras llenas de ínfulas, pero al final, Carboneras no tiene proyectos para desarrollar. El Gobierno, lo mismo que hizo con Gádor, los deja solos. Puñeteramente solos.

Anda y les den, dicen desde las lejanas administraciones.

Y los carboneros, como en su día los gadorenses, se han encontrado que las promesas de los políticos se han convertido en humo, que los proyectos no han sido aprobados, y que, si quieren un puesto de trabajo que se lo busquen ellos, o se apunten a las migajas que nos ofrece el Gobierno para tenernos siempre a su alcance, siempre comiendo en sus manos, siempre dóciles votantes. Siempre siervos.

Es extraño que los candidatos a las elecciones municipales de mayo no hablen de estas cuestiones a menos de dos meses para las mismas. ¿Lo harán en unos días o semanas?