Desde la AUGC, que representa a unos 650 agentes destinados en la provincia de Almería, critican una situación que «resulta incomprensible»
Agentes de la Guardia Civil en un registro realizado en Almería. |
ALMERÍA HOY / 30·11·2015
La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Almería, organización con mayor representación en el seno de la Benemérita tanto a nivel estatal, autonómico como provincial, ha denunciado públicamente «una de las carencias de material más incomprensibles que padecen los guardias civiles, la ausencia de chalecos antibalas para la totalidad de los agentes que prestan servicio en las vías públicas».
Según AUGC, «resulta incomprensible que los responsables de garantizar la seguridad de los ciudadanos no dispongan de los medios básicos que les ayuden a salvaguardar la suya propia».
«'Un agente, un chaleco': es lo que exigimos desde AUGC», remarcan. «Por desgracia, la actual situación dista muchísimo de acercarse a esta paridad, dado que los guardias civiles sufrimos una alarmante escasez de chalecos que deben ser compartidos entre los miembros las unidades», según apunta.
«También existen problemas con las tallas y la ergonomía de los mismos para que coincidan con las características anatómicas de los agentes. En el caso de las mujeres este problema es aún más acuciante, ya que no disponen de prendas específicas adaptadas a su género».
Mediante un comunicado, la AUGC advierte que «ante esta situación son muchos los compañeros que optan por costearse de su propio bolsillo el chaleco antibalas, los cuales tienen un coste aproximado de 600 euros, algo que supone una fuerte inversión a realizar por parte de los propios agentes si quieren prestar el servicio con seguridad».
Hacen hincapié, además, que todo ello ocurre «al mismo tiempo que, ante la amenaza del terrorismo yihadista, el Ministerio del Interior cursa una orden para que todos los agentes de Policía y Guardia Civil que mantengan contacto con los ciudadanos o custodien algún edificio o instalación porten en todo momento los chalecos antibalas».
«Asimismo, desde AUGC demandamos la incorporación de la pistola eléctrica, táser, al armamento que han de portar los agentes, puesto que en caso de actuación, esta herramienta permite reducir a un sospechoso sin llegar a hacer uso del arma de fuego», añaden.
Críticas a los «oídos sordos»
Por estos motivos, y otros como la ausencia de «derechos sociolaborales», el pasado 14 de noviembre «más de 12.000 trabajadores del Cuerpo y sus familiares protestaron democráticamente en Madrid en una gran Marea de Tricornios». aunque esto «parece importar poco a los responsables de la Guardia Civil, los cuales hacen oídos sordos a las demandas de los agentes».
AUGC, con más de 30.000 afiliados, de los cuales 630 se encuentran destinados en la provincia de Almería, es la decana de las asociaciones profesionales y la mayoritaria en el Consejo de la Guardia Civil. Cuenta con representación en todo el territorio español, en cada una de las unidades y especialidades del Cuerpo y viene liderando el movimiento asociativo desde la llegada de la democracia, cuando nació como un sindicato clandestino. Su lucha por la democratización de la institución le valió en 2010 el Premio Nacional de Derechos Humanos que concede la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE).
Según AUGC, «resulta incomprensible que los responsables de garantizar la seguridad de los ciudadanos no dispongan de los medios básicos que les ayuden a salvaguardar la suya propia».
«'Un agente, un chaleco': es lo que exigimos desde AUGC», remarcan. «Por desgracia, la actual situación dista muchísimo de acercarse a esta paridad, dado que los guardias civiles sufrimos una alarmante escasez de chalecos que deben ser compartidos entre los miembros las unidades», según apunta.
«También existen problemas con las tallas y la ergonomía de los mismos para que coincidan con las características anatómicas de los agentes. En el caso de las mujeres este problema es aún más acuciante, ya que no disponen de prendas específicas adaptadas a su género».
Mediante un comunicado, la AUGC advierte que «ante esta situación son muchos los compañeros que optan por costearse de su propio bolsillo el chaleco antibalas, los cuales tienen un coste aproximado de 600 euros, algo que supone una fuerte inversión a realizar por parte de los propios agentes si quieren prestar el servicio con seguridad».
Hacen hincapié, además, que todo ello ocurre «al mismo tiempo que, ante la amenaza del terrorismo yihadista, el Ministerio del Interior cursa una orden para que todos los agentes de Policía y Guardia Civil que mantengan contacto con los ciudadanos o custodien algún edificio o instalación porten en todo momento los chalecos antibalas».
«Asimismo, desde AUGC demandamos la incorporación de la pistola eléctrica, táser, al armamento que han de portar los agentes, puesto que en caso de actuación, esta herramienta permite reducir a un sospechoso sin llegar a hacer uso del arma de fuego», añaden.
Críticas a los «oídos sordos»
Por estos motivos, y otros como la ausencia de «derechos sociolaborales», el pasado 14 de noviembre «más de 12.000 trabajadores del Cuerpo y sus familiares protestaron democráticamente en Madrid en una gran Marea de Tricornios». aunque esto «parece importar poco a los responsables de la Guardia Civil, los cuales hacen oídos sordos a las demandas de los agentes».
AUGC, con más de 30.000 afiliados, de los cuales 630 se encuentran destinados en la provincia de Almería, es la decana de las asociaciones profesionales y la mayoritaria en el Consejo de la Guardia Civil. Cuenta con representación en todo el territorio español, en cada una de las unidades y especialidades del Cuerpo y viene liderando el movimiento asociativo desde la llegada de la democracia, cuando nació como un sindicato clandestino. Su lucha por la democratización de la institución le valió en 2010 el Premio Nacional de Derechos Humanos que concede la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE).