Un forestal acusado de absentismo “alardea” de impunidad. Ocurrió semanas después de que, por la pasividad de la Junta, caducara la denuncia
ALMERÍA HOY / 27·10·2022
Mojácar, viernes 7 de octubre. 11:30 de la mañana. Sandalio Espada, forestal jubilado, se cruza con Francisco Arias a la altura de la Cepsa.
Espada es uno de los denunciantes del presunto absentismo laboral presuntamente perpetrado por cinco agentes de la plantilla de Medio Ambiente en el Levante almeriense. Arias forma parte del quinteto acusado. Ese día y a la hora citada debía estar cuidando el área Bédar-Los Gallardos que tiene asignada, tarea por la que percibe cerca de 2.000 euros de todos los andaluces 14 veces al año.
Tras percatarse del encuentro fortuito, el funcionario en activo da la vuelta y, según el relato del colega retirado, a bordo del Dacia oficial de la Junta sigue a Espadas, quien se dirigía al mercadillo semanal de Garrucha. Una vez allí, baja la ventanilla y, en “actitud jocosa”, le espeta “¡Hola Sandalio, hago lo que me da la gana! Ahora vas y lo grabas”.
El reto lanzado por Arias tenía un motivo: Espada es el autor de la mayor parte de los 135 vídeos que acompañaron, en calidad de pruebas, a la denuncia por absentismo contra el propio Arias y otros cuatro agentes presentada ante la Consejería de Desarrollo Sostenible y su Delegación en Almería el 16 de septiembre de 2019.
El agente jubilado cree que la causa de la provocción que sufrió en el mercadillo es debida a la “pasividad” de la Junta ante los hechos que denunció, porque nunca antes se le había encarado ninguno con él de los denunciados. En cambio, ahora “cuentan con la certeza de sentirse protegidos por una Administración que no les controla ni impone la disciplina necesaria en cualquier trabajo”, deplora.
Confiesa Espada que el “desinterés cómplice” mostrado por la Junta le induce muchos días a abandonar la lucha emprendida y acostumbrarse a vivir en “un país caótico”.
QUERELLA
Pero no. A renglón seguido anuncia que, en los próximos días, él y el otro denunciante, el agente Álvaro Ramos, se reunirán con José Ignacio Domínguez, abogado y coordinador provincial de Ecologistas en Acción. El objetivo consiste en presentar una querella contra los altos cargos “responsables de que tanto la Delegación como la Consejería de Medio Ambiente continúen incumpliendo la ley que obliga a implantar un control de horarios de trabajo”.
Sabe que el actual consejero, Ramón Fernández-Pacheco, y el vigente delegado territorial, Manuel de la Torre, han tomado posesión recientemente. Les ofrece un “margen de confianza”, sin embargo, advierte que no bajará los brazos. Asegura que la gente le anima a seguir adelante.
Cuenta que le repiten constantemente “¡vaya compañeros que tienes!”. Espada califica a Francisco Arias y los demás denunciados de “absentistas profesionales”. Se pregunta cómo justifican su trabajo diario y sostiene que los coordinadores “son peores”.
Pone como ejemplo a Ignacio de la Torre, otro de los acusados de no cumplir con el horario siendo coordinador del Levante. “Desde que hace unos meses le ascendieron y pusieron bajo su mando a toda la Unidad Biogeográfica, no se le ha visto el pelo. No viene ni a regar las plantas. Igual se ha quedado a vivir en su segunda residencia de El Zapillo”.
Aunque lo peor de todo, según Espadas, son las consecuencias que la “falta de diligencia” de los funcionarios y la “indiferencia” de los responsables políticos ocasionan sobre el territorio bajo su custodia.
“VISTA GORDA”
Mientras los forestales “se saben fuera de control y a salvo” de cualquier castigo “por no cumplir con el trabajo por el que cobran de todos los andaluces”, muchos ciudadanos cometen delitos contra el medio ambiente “con total impunidad”.
A modo de ejemplo, explica cómo unos camiones realizaban vertidos de escombros en el río Aguas “pocos metros detrás de la máquina que, pagada por la Junta de Andalucía, limpiaba el cauce en una intervención que contaba con un presupuesto de 8 millones de euros”.
La misma falta de control podría estar detrás de que en la provincia “no se restaure” el paisaje dañado por la explotación de canteras una vez han dejado de utilizarse, “tal y como exige la ley”. Espada apunta que “todas acaban convirtiéndose en vertederos ilegales con la complicidad de los agentes de Medio Ambiente, guardarríos, SEPRONA, Junta de Andalucía y Gobierno de España”.
También culpa a los alcaldes. Recuerda que hace dos años envió a “todos los de la comarca” una carta poniendo en su conocimiento las reiteradas faltas al servicio de los forestales, al tiempo que les preguntaba por las consecuencias que esa negligencia obraba sobre sus municipios. “No me respondió ninguno. Pido la dimisión de todos. Están haciendo la vista gorda mientras que el absentismo de unos funcionarios pagados por todos permite que sus municipios se estén convirtiendo en auténticos basureros”.
Espada es uno de los denunciantes del presunto absentismo laboral presuntamente perpetrado por cinco agentes de la plantilla de Medio Ambiente en el Levante almeriense. Arias forma parte del quinteto acusado. Ese día y a la hora citada debía estar cuidando el área Bédar-Los Gallardos que tiene asignada, tarea por la que percibe cerca de 2.000 euros de todos los andaluces 14 veces al año.
Tras percatarse del encuentro fortuito, el funcionario en activo da la vuelta y, según el relato del colega retirado, a bordo del Dacia oficial de la Junta sigue a Espadas, quien se dirigía al mercadillo semanal de Garrucha. Una vez allí, baja la ventanilla y, en “actitud jocosa”, le espeta “¡Hola Sandalio, hago lo que me da la gana! Ahora vas y lo grabas”.
El reto lanzado por Arias tenía un motivo: Espada es el autor de la mayor parte de los 135 vídeos que acompañaron, en calidad de pruebas, a la denuncia por absentismo contra el propio Arias y otros cuatro agentes presentada ante la Consejería de Desarrollo Sostenible y su Delegación en Almería el 16 de septiembre de 2019.
El agente jubilado cree que la causa de la provocción que sufrió en el mercadillo es debida a la “pasividad” de la Junta ante los hechos que denunció, porque nunca antes se le había encarado ninguno con él de los denunciados. En cambio, ahora “cuentan con la certeza de sentirse protegidos por una Administración que no les controla ni impone la disciplina necesaria en cualquier trabajo”, deplora.
Confiesa Espada que el “desinterés cómplice” mostrado por la Junta le induce muchos días a abandonar la lucha emprendida y acostumbrarse a vivir en “un país caótico”.
QUERELLA
Pero no. A renglón seguido anuncia que, en los próximos días, él y el otro denunciante, el agente Álvaro Ramos, se reunirán con José Ignacio Domínguez, abogado y coordinador provincial de Ecologistas en Acción. El objetivo consiste en presentar una querella contra los altos cargos “responsables de que tanto la Delegación como la Consejería de Medio Ambiente continúen incumpliendo la ley que obliga a implantar un control de horarios de trabajo”.
Sabe que el actual consejero, Ramón Fernández-Pacheco, y el vigente delegado territorial, Manuel de la Torre, han tomado posesión recientemente. Les ofrece un “margen de confianza”, sin embargo, advierte que no bajará los brazos. Asegura que la gente le anima a seguir adelante.
Cuenta que le repiten constantemente “¡vaya compañeros que tienes!”. Espada califica a Francisco Arias y los demás denunciados de “absentistas profesionales”. Se pregunta cómo justifican su trabajo diario y sostiene que los coordinadores “son peores”.
Pone como ejemplo a Ignacio de la Torre, otro de los acusados de no cumplir con el horario siendo coordinador del Levante. “Desde que hace unos meses le ascendieron y pusieron bajo su mando a toda la Unidad Biogeográfica, no se le ha visto el pelo. No viene ni a regar las plantas. Igual se ha quedado a vivir en su segunda residencia de El Zapillo”.
Aunque lo peor de todo, según Espadas, son las consecuencias que la “falta de diligencia” de los funcionarios y la “indiferencia” de los responsables políticos ocasionan sobre el territorio bajo su custodia.
“VISTA GORDA”
Mientras los forestales “se saben fuera de control y a salvo” de cualquier castigo “por no cumplir con el trabajo por el que cobran de todos los andaluces”, muchos ciudadanos cometen delitos contra el medio ambiente “con total impunidad”.
A modo de ejemplo, explica cómo unos camiones realizaban vertidos de escombros en el río Aguas “pocos metros detrás de la máquina que, pagada por la Junta de Andalucía, limpiaba el cauce en una intervención que contaba con un presupuesto de 8 millones de euros”.
La misma falta de control podría estar detrás de que en la provincia “no se restaure” el paisaje dañado por la explotación de canteras una vez han dejado de utilizarse, “tal y como exige la ley”. Espada apunta que “todas acaban convirtiéndose en vertederos ilegales con la complicidad de los agentes de Medio Ambiente, guardarríos, SEPRONA, Junta de Andalucía y Gobierno de España”.
También culpa a los alcaldes. Recuerda que hace dos años envió a “todos los de la comarca” una carta poniendo en su conocimiento las reiteradas faltas al servicio de los forestales, al tiempo que les preguntaba por las consecuencias que esa negligencia obraba sobre sus municipios. “No me respondió ninguno. Pido la dimisión de todos. Están haciendo la vista gorda mientras que el absentismo de unos funcionarios pagados por todos permite que sus municipios se estén convirtiendo en auténticos basureros”.