El joven, que padece una discapacidad psicomotriz, llevaría siendo agredido por los mismos acosadores desde que tenía ocho años, si bien estos resultan «inimputables» debido a su edad
Los padres del menor relatan la situación que ha tenido que vivir su hijo para varias cadenas de televisión. |
EUROPA PRESS / 17·10·2016
Una familia ha denunciado públicamente el acoso escolar que sufre su hijo de 12 años, quien desde el pasado 21 de septiembre dejó de acudir al instituto Rosa Navarro de Olula del Río, donde cursaba primero de la ESO, tras sufrir una agresión que le causó lesiones en la espalda y el cuello a manos de otro escolar que, según el entorno de la víctima, tendría 14 años.
«Mi hijo está sedado porque quería quitarse la vida», ha explicado el padre del menor, Jesús Membrives, quien asegura que desde la última agresión su hijo permanece encerrado en su cuarto, a base de ansiolíticos prescritos por un facultativo y sin querer hacer nada. «El está acostado, no quiere ni siquiera ver la tele», ha señalado.
El padre del menor ha criticado que «no se ha hecho nada» para salvaguardar la integridad de su hijo pese a que, ante su entrada al instituto al inicio de curso, desde la dirección se afirmó que estaría integrado en un protocolo de acoso. No obstante, en la misma clase había tres menores que, según la víctima, le han estado acosando desde que tenía ocho años, motivo por el que tuvo que cambiar de colegio durante la Primaria, según avanza también este lunes el diario 'El Mundo'.
En esta línea el progenitor del menor, que tiene diagnosticada una discapacidad psicomotriz de al menos el 33 por ciento, ha detallado que ya en los primeros días de instituto el niño fue empujado en el gimnasio por los acosadores. Al día siguiente fue cuando, al terminar las clases, uno de ellos «lo cogió del cuello contra la pizarra» y no lo soltó hasta que «una de las profesoras pudo liberarlo».
«Nosotros ya habíamos hablando el fin de semana con el director y le habíamos pedido que los cambiara de clase», ha detallado el padre del niño, quien ha añadido que fue tras esta última agresión cuando decidió poner una denuncia ante la Guardia Civil tras hablar nuevamente con los responsables del equipo directivo.
Fue posteriormente cuando, a través de la asistencia social, los padres descubrieron que el protocolo por acoso no se llegó a activar «hasta el día 26» de septiembre, si bien la última agresión tuvo lugar cuatro días antes. «El instituto se ha lavado las manos, porque las medidas aplicadas han sido insuficientes», ha añadido el abogado defensor de la familia, Juan Padilla, quien ha anunciado que va a pedir responsabilidades al centro escolar.
Otras agresiones
La familia ya había denunciado en febrero de este año a varios de los supuestos acosadores, unos seis menores, quienes agredieron «con patadas y puñetazos» al niño cuando se encontraba frente a un establecimiento al que acudió a comprar chucherías, si bien la denuncia quedó archivada debido a que los supuestos agresores cuentan con menos de 12 años y son «inimputables».
Además de este caso, al menos otras dos familias han denunciado las agresiones sufridas por sus hijos en este municipio de poco más de seis mil habitantes, de forma que uno de ellos fue víctima a un abuso sexual grabado en vídeo, y que también quedó archivado por los mismos motivos.
Ante la última agresión en las aulas, el letrado ha señalado que la Fiscalía de Menores ya ha abierto diligencias de investigación para esclarecer el caso, de forma que los perjudicados se van a personar en el procedimiento.
El abogado ha recalcado que ante los casos de acoso a menores, la Fiscalía está obligada a remitir testimonio a los centros escolares para que actúen según el protocolo de acoso y evitar situaciones similares. «Ha habido un vacío», ha asegurado Padilla, para quien el centro ûno ha hecho su labor de prevención» a raíz de los resultados.
«Mi hijo está sedado porque quería quitarse la vida», ha explicado el padre del menor, Jesús Membrives, quien asegura que desde la última agresión su hijo permanece encerrado en su cuarto, a base de ansiolíticos prescritos por un facultativo y sin querer hacer nada. «El está acostado, no quiere ni siquiera ver la tele», ha señalado.
El padre del menor ha criticado que «no se ha hecho nada» para salvaguardar la integridad de su hijo pese a que, ante su entrada al instituto al inicio de curso, desde la dirección se afirmó que estaría integrado en un protocolo de acoso. No obstante, en la misma clase había tres menores que, según la víctima, le han estado acosando desde que tenía ocho años, motivo por el que tuvo que cambiar de colegio durante la Primaria, según avanza también este lunes el diario 'El Mundo'.
En esta línea el progenitor del menor, que tiene diagnosticada una discapacidad psicomotriz de al menos el 33 por ciento, ha detallado que ya en los primeros días de instituto el niño fue empujado en el gimnasio por los acosadores. Al día siguiente fue cuando, al terminar las clases, uno de ellos «lo cogió del cuello contra la pizarra» y no lo soltó hasta que «una de las profesoras pudo liberarlo».
«Nosotros ya habíamos hablando el fin de semana con el director y le habíamos pedido que los cambiara de clase», ha detallado el padre del niño, quien ha añadido que fue tras esta última agresión cuando decidió poner una denuncia ante la Guardia Civil tras hablar nuevamente con los responsables del equipo directivo.
Fue posteriormente cuando, a través de la asistencia social, los padres descubrieron que el protocolo por acoso no se llegó a activar «hasta el día 26» de septiembre, si bien la última agresión tuvo lugar cuatro días antes. «El instituto se ha lavado las manos, porque las medidas aplicadas han sido insuficientes», ha añadido el abogado defensor de la familia, Juan Padilla, quien ha anunciado que va a pedir responsabilidades al centro escolar.
Otras agresiones
La familia ya había denunciado en febrero de este año a varios de los supuestos acosadores, unos seis menores, quienes agredieron «con patadas y puñetazos» al niño cuando se encontraba frente a un establecimiento al que acudió a comprar chucherías, si bien la denuncia quedó archivada debido a que los supuestos agresores cuentan con menos de 12 años y son «inimputables».
Además de este caso, al menos otras dos familias han denunciado las agresiones sufridas por sus hijos en este municipio de poco más de seis mil habitantes, de forma que uno de ellos fue víctima a un abuso sexual grabado en vídeo, y que también quedó archivado por los mismos motivos.
Ante la última agresión en las aulas, el letrado ha señalado que la Fiscalía de Menores ya ha abierto diligencias de investigación para esclarecer el caso, de forma que los perjudicados se van a personar en el procedimiento.
El abogado ha recalcado que ante los casos de acoso a menores, la Fiscalía está obligada a remitir testimonio a los centros escolares para que actúen según el protocolo de acoso y evitar situaciones similares. «Ha habido un vacío», ha asegurado Padilla, para quien el centro ûno ha hecho su labor de prevención» a raíz de los resultados.